Tragarse la frustración nos ayuda a crecer
El mundo en el que vivimos no es ni por asomo perfecto. Nunca lo será ni tiene por qué serlo, por mucho que nos moleste o nos disguste. Pero desgraciadamente, hay muchas personas que esto no lo comprenden ni lo toleran y en consecuencia lo pasan muy mal.
Cualquier incomodidad o adversidad vital la evalúan como insoportable, lo que evidentemente les lleva a sufrir más que aquellos que son capaces de evaluar los problemas como penosos, desagradables o incómodos pero nunca terribles o intolerables.
Cuando somos pequeños, este comportamiento es, en realidad, necesario pues si nuestros cuidadores no satisfacen nuestras demandas y necesidades de inmediato, corremos el riesgo de no sobrevivir. El niño tiene necesidades básicas como comer, hidratarse o recibir cuidados que dependen exclusivamente de sus progenitores o de sus cuidadores y por lo tanto, la exigencia del niño mediante el llanto y las quejas está más que justificada.
Una vez el niño tiene cubiertas sus necesidades básicas y se convierte en un adulto, ya es capaz de valerse por sí mismo y tiene capacidad para soportar aquello que no funciona como le gustaría así como para soportar esta incomodidad.
Aceptar o no lo que sucede
Las personas que son capaces de mantenerse sosegadas cuando sus deseos no son satisfechos han desarrollado una alta tolerancia a la frustración. Es decir, saben aceptar que a veces las cosas salen y a veces no salen, y el hecho de que no salgan como uno quiere, es soportable y no es el fin del mundo, ya que al final uno sigue viviendo.
Por contra, aquellas personas que se enfadan con el mundo y con la vida cuando las cosas no van como ellos quisieran, padecen de baja tolerancia a la frustración. No aceptan que la realidad no pregunta si nos parece bien o mal lo que está sucediendo, simplemente sucede y es uno el que tiene que adaptarse si es que quiere sufrir en menor medida.
Son como el niño que patalea y llora si su madre no le compra chucherías. Piensan que pataleando las cosas van a suceder conforme a sus deseos pero no va a ser así y encima se van a llevar un berrinche gratuitamente.
“En un orden espontáneo no pueden evitarse las frustraciones inmerecidas.”
-Friedrich Hayek-
La educación juega en este sentido un papel importante. Por eso los padres han de concienciarse en que al niño no se le puede dar todo de inmediato, por mucha pena que nos dé.
Porque así lo que hacemos es que el niño crezca creyendo que es merecedor de todo y actuará con pataletas y berrinches en el mundo adulto para que los demás satisfagan sus deseos. Pero el mundo adulto no son los padres y evidentemente, puede haber consecuencias un tanto malas por este tipo de comportamiento.
¿De qué hablamos cuando decimos BTF?
El concepto de baja tolerancia a la frustración, a partir de ahora BTF, fue desarrollado por el psicoterapeuta cognitivo Albert Ellis. Como hemos comentado, se refiere a la escasa o nula capacidad de algunas personas de aceptar las circunstancias desagradables de la vida o aquellas cosas que no nos gustan.
También es conocido como hedonismo a corto plazo, pues estas personas buscan el placer inmediato, a corto plazo, y no son capaces de soportar la sensación de incomodidad que les produce el no tenerlo. Por lo tanto, llevan a cabo conductas autodestructivas como no controlar sus impulsos, responder a otros con agresividad o procrastinar en ciertas tareas.
De esta manera, evitan esa sensación de frustración tan insoportable para ellos, pero es una auto-trampa, pues estas conductas funcionan a corto plazo como un refuerzo negativo, pero a largo plazo no nos permiten habituarnos a la molestia, y además acaban por provocarnos más frustración que se añade a la sensación inicial. ¡El ser humano siempre provocándose a sí mismo sus propios malestares!
“La frustración está provocada por una sociedad que nos pide ser lo que no somos y nos culpa de ser lo que somos.”
-Alejandro Jodorowsky-
¿Qué hacer para aumentar mi tolerancia a la frustración?
Si te has sentido identificado y piensas que tienes BTF, sería conveniente que siguieras algunas recomendaciones para intentar aumentar tu tolerancia a la frustración. Esto te permitirá ser una persona más fuerte, sosegada, tranquila y con una capacidad mayor de afrontamiento de aquello que te incomoda.
Revisa tu diálogo interno y cambia los pensamientos irracionales por otros más racionales. Nuestros pensamientos y creencias son los determinantes de nuestros sentimientos. Si yo me digo a mi mismo que algo es insoportable cada vez que algo me molesta, lo pasaré mucho peor que si me acostumbro a decir que es incómodo o desagradable pero que puedo soportarlo porque si no fuese así, estaría muerto. Si queremos ser personas más relajadas, tenemos que exagerar y dramatizar menos sobre las circunstancias y las cosas de la vida.
Aprende a ser asertivo. Cuando algo no te gusta, exprésalo. Eso sí, siempre con asertividad, es decir, sin violar los derechos de los demás ni hacer daño. No se trata de aguantarlo todo sin más, si no de no estallar en cólera para de esta manera, mi conducta sea mucho más constructiva y todo salga mejor.
Exponte a propósito a aquellas circunstancias que no te gustan. métete en un atasco de tráfico conscientemente o ponte en la cola del supermercado más larga. Tolera esa incomodidad, porque la verdad es que puedes soportarlo y no te va a matar. Poco a poco, mediante la exposición irás aprendiendo a estar más tranquilo en las situaciones incómodas.
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