El ombligo es nuestro principio… Es el primer punto a través del cual un ser humano recibe alimento y energía para vivir como feto en el vientre de su madre. Una vez que termina la conexión física con la madre, el centro del ombligo continúa su función en un plano más sutil, es el área que recolecta la energía del cosmos.
Numerosas tradiciones filosóficas, médicas y esotéricas nos hablan de su importancia. Desgraciadamente, en Occidente, hemos perdido la conciencia de nuestro verdadero centro y nos instalamos en el cerebro y en la razón. Nos volvimos racionales y nos olvidamos de la gran sabiduría que reside en nuestras entrañas.
Según la medicina oriental, dos dedos por debajo del ombligo “hacia adentro” se halla un importante centro energético: para los japoneses es el Hara, para los chinos es el Tan Tien; o para los hindúes es el segundo chakra (swadisthana), y lo describen como un vórtice de energía que permite el acceso al goce y la alegría.
Los antiguos taoístas chinos descubrieron que el área detrás del ombligo es el centro energético más crucial y potente del cuerpo. Cualquier molestia o bloqueo en esta zona obstaculiza el libre flujo de la energía vital.
Esta zona representa el centro de gravedad del cuerpo y tiene relación con la confianza en uno mismo. Si el Hara está fuerte, la persona no tiene miedos, es creativa y psicológicamente centrada. Si hay un bloqueo, predominan las emociones como el miedo, la ira y la inseguridad.
Los orientales designan al vientre y a lo que allí reside como la conciencia profunda del ser. Allí, en el centro, reside también la memoria celular del cordón umbilical: un estado pleno y nutritivo. Lo vinculan con el elemento agua, las emociones, la sexualidad y la procreación.
El verdadero centro no es el pecho, el corazón o la cabeza sino el vientre, es tu ombligo…
Fuente: El Ombligo. Nuestro verdadero centro.
Patricia Parraguirre Monroy