Cuando tengas tiempo para ser, abandona todo hacer. Pensar también es un hacer, concentrarse también es un hacer, contemplar también es un hacer. Si llegas ha no hacer nada, aunque sea por un segundo y estás centrado, completamente relajado, eso es meditación y en cuanto le coges el tranquillo, puedes permanecer en ese estado todo el tiempo que quieras.
Cuando tomas conciencia de cómo tu ser puede permanecer inalterado, puedes empezar ha hacer cosas, lentamente, manteniéndote alerta para que tu se no se agite.
Ésta es la primera parte de la meditación, primero aprende a ser y después aprende a realizar pequeñas acciones, pero manteniéndote centrado, meditación no va en contra de la acción, no tienes que escaparte de la vida: te conviertes en el centro del ciclón.
Tu vida sigue adelante con más intensidad, con más alegría, con más claridad, con más visión, con más creatividad. Sin embargo estás apartado, observando, simplemente ves todo lo que ocurre a tu alrededor, no eres el actor; eres el observador.
El secreto de la meditación es convertirse en el observador.