1. EQUILIBRIO: una buena alimentación, ejercicio físico y un modo de vida saludable previenen enfermedades y aseguran la calidad de vida.
2. EDUCACIÓN: la educación nutricional y el fomento del deporte debe iniciarse desde la infancia. Y esto debe ser una prioridad para nuestra sociedad.
3. EJEMPLO: los adultos deben dar buen ejemplo con hábitos alimentarios saludables a los niños y adolescentes
4. PAUTAS SALUDABLES: es responsabilidad de los educadores y de los padres establecer los hábitos de vida saludables sobre nutrición, fomentando a la vez la práctica deportiva y limitando las actividades ligadas al ocio sedentario, como un exceso de horas ante el televisor, el ordenador o los videojuegos.
5. COMER DE TODO ES COMER SANO: los alimentos no son “buenos” o “malos”, lo que importa es el equilibrio y la proporción.
6. EL EJERCICIO FÍSICO ES MÁS QUE SALUD: la situación nutricional de niños y jóvenes puede mejorarse diseñando una estrategia que incida sobre el conocimiento, la actitud y la conducta. La práctica deportiva es conveniente, más allá de sus beneficios físicos, por su contribución a la formación integral de la persona y al desarrollo psíquico necesario para alcanzar la madurez.
7. MÁS LÍQUIDOS: En general, los jóvenes toman menos cantidad de líquido de lo aconsejado. Se debe aumentar el consumo de agua, zumos o bebidas hasta un mínimo de 2 - 2,5 litros al día.
8. COMPROMISO DE LA ADMINISTRACIÓN: los poderes públicos tienen una responsabilidad clave al decidir los programas de educación en los colegios, institutos y universidades y en la planificación del entorno urbanístico.
9. EL URBANISMO DEBE CONTRIBUIR: desde el punto de vista urbanístico, las ciudades deben recuperar y desarrollar espacios que permitan la práctica de estos hábitos de vida saludable.
10. EQUILIBRIO PARA EL BIENESTAR: en resumen: una alimentación variada y equilibrada, junto con un aumento de la actividad física, tienen una repercusión positiva en la salud y bienestar.
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