Los celos: esa pequeña sombra que ronda la relación y aparece sin darnos cuenta. ¿Hasta qué punto son normales? En cierta medida, necesitamos sentir que nos quieren y nos necesitan, que somos especiales para nuestra pareja, que existe una exclusividad entre nosotros. Pero puede llegar un punto en el que esa necesidad se vuelva posesiva, y empiece a deteriorar la relación: coartando libertades personales, poniendo límites innecesarios, provocando discusiones, malestar psicológico, distanciamientos… ¿Crees que los celos están empezando a deteriorar tu relación? ¿Quieres dar un corte a esa situación tan indeseable? ¡Puedes aprender a mantener los celos a raya! Si los celos te están amargando… Intenta ser objetivo. Valora hasta qué punto están fundamentados tus celos, siendo realista. Te recomiendo un ejercicio: haz una lista con todas aquellas cosas concretas que te ponen celoso. Marca del 1 al 10 el grado de celos que te produce cada cosa, y la seguridad que tienes de que eso está ocurriendo (“Posiblemente lo estoy imaginando” o bien “Es seguro que esto pasa”). Por ejemplo:
Le da “Me gusta” a la foto de otro hombre. Eso es un hecho real que me consta, y me produce un 4 de celos. Creo que cuando está trabajando aprovecha el horario del almuerzo para hablar con él y seducirle. Eso es imaginado y me produce un 9 de celos. Es posible que te des cuenta de que las cosas que más celos te dan, tan sólo están en tu cabeza… El pensamiento a veces nos juega malas pasadas, incluso podemos llegar a convencernos de algo que no existe. A menudo nos amargamos por un pensamiento o un sentimiento que no es real, tan sólo nace de las miles de vueltas que le hemos dado al coco… ¡y ahora pasa a ser real para nosotros! No debes alimentar este tipo de pensamientos, que lo único que provocan es malestar en ti, malestar que luego transmitirás a tu pareja (voluntariamente o no) y por tanto, perjudicarán la relación. Detecta este tipo de pensamientos falsos (y tóxicos), y deséchalos cuanto antes. Comunícate siempre. No cortes el flujo de comunicación con tu pareja por ninguna razón, y menos aún por celos: sólo estarás empeorando la situación. Créeme, te lo aseguro: ¡los enfados de “ahora ni te miro ni te hablo”, jamás en la historia han solucionado ningún problema de pareja! Ejercicios como el anterior te ayudarán a reordenar en tu cabeza las ideas, saber qué es lo que te produce esos celos, lo que más y lo que menos celos te da… así, podrás comunicárselo a tu pareja de forma clara y transparente, en lugar de transmitirle una masa amorfa de celos indiferenciados, mezclada con otro tipo de problemas… y al final nada se distingue, quedando todo en el aire sin solución. Busca dentro de ti. Una forma de buscar dentro de ti y conocer qué hay en el fondo de tus celos, es reflexionar sobre tu relación con anteriores parejas. ¿Tenías también problemas por celos? ¿Por qué? Puede que se trate de una situación puntual con tu pareja actual, o que tú tengas ciertas características estables que propician los celos: baja autoestima, dependencia, poca confianza en ti mismo, expectativas poco realistas sobre el amor o la exclusividad en la pareja… (te recomiendo leer el artículo Deshazte de los mitos sobre el amor). Hasta que no soluciones esos problemas, que están en la base, será más difícil poner fin a los celos. Como muchas cosas en la vida, los celos comienzan a ser preocupantes cuando se acercan a un extremo. No dejes que sobrepasen ese límite en el que ya no son “una tontería” y se convierten un problema cotidiano para vosotros. Los celos pueden instalarse en los cimientos de tu relación e ir debilitándolos poco a poco, hasta acabar con la naturalidad y la chispa de la pareja. ¡Mantenlos a raya!
Texto extraído de: Consejos para mantener los celos a raya | Todo Vida Sana