“Lo esencial es invisible a los ojos” “El Principito” – Antoine de Saint-Exupery
Sí, lo dijo el Principito y llevaba razón, porque cuanto más miras, menos ves. Ello ocurre porque cuando miras con los ojos olvidas escuchar al Corazón, que es el que ve. Por eso, cuando intentas encontrar lo esencial en la realidad que miras, más te proyectas hacia el exterior, olvidando el interior. Olvidándote de ti. Y es que, tú eres lo esencial. Tú eres lo buscado.
Te buscas a ti. Siempre has estado buscándote. Pero, lo has hecho en el lugar equivocado. Tienes sed de ti. Anhelo de sentirte, de estar contigo, de vivir desde tu presencia. Quieres la plenitud de la vida, pero la buscas en lugares equivocados: en pequeños e insignificantes objetos materiales. Placeres efímeros.
En lugar de redescubrirte, continúas buscándote entre las páginas de libros de auto-ayuda y filosofías antiguas, pero que parecen nuevas. ¿Es que es más fácil mirar hacia fuera que hacia dentro? No, pero ocurre que estamos acostumbrados a proyectarnos hacia el exterior, e identificarnos con todo aquello que vemos.
Los seres humanos necesitan ídolos, héroes a los que idealizar y seguir. Esto lo saben muy bien aquellos que ostentan el poder. Y nos los ofrecen a través de los medios de comunicación. Demasiado bien saben que, si descubres tu propio potencial interno, puedes no interesarte en llevar una vida esteriotipada y prefijada con anterioridad en el despacho de algún director de marketing.
Sin embargo, es posible descubrir quién eres y qué eres… y eso, puede convertirte en alguien feliz. ¡Cuidado!, porque según las “normas vigentes” la felicidad puede y “debe” de buscarse, pero ¡ojo! no encontrarse. Está bien que busques ser feliz; todo el mundo asentirá y consentirá en tu búsqueda. Ahora bien, si te has encontrado a ti mismo y te permites la felicidad… ¡eso, es otro asunto! Los demás podrían ver con envidia y algo de sospecha la alegría que exhalas por todos los poros de la piel.
Descubrir lo esencial es un “darse cuenta” que acaba tornándose de carácter iniciático, ya que permite “iniciar” un nuevo modo de ver y entender la vida. Descubrir lo esencial es vivir la vida desde la autenticidad de la espontaneidad. Descubrir lo esencial es descubrir nuestra auténtica naturaleza conformada de silencio, paz y Amor.
Descubrir la presencia de lo oculto es el mayor reto que la mente puede intentar. Y a la mente le gustan los retos, pero no continuará investigando en el proceso de búsqueda ¿por qué? Ha oído, o leído, que “No es posible ver lo esencial”. Y se lo ha creído. Ello, es argumento más que suficiente como para abandonar el intento. Así pues, la mente renunciará, tan siquiera a intentarlo. Sin embargo, en este caso, la mente lleva razón: “No es posible ver lo esencial”. Por eso desistirá, porque lo esencial sólo es posible serlo.
Es gracias a lo esencial que puedo ver lo material, pero no es posible ver aquello que me posibilita la visión. Es como llevar gafas, no las puedo ver, pero veo a través de ellas. Además, lo esencial es una presencia, una presencia que está oculta a la vista. Sin embargo, la siento como una presencia de la cual formo parte. Yo, formo parte de esa presencia. Y tú, también. Seamos conscientes o no, todos formamos parte de Ello. Si la percepción se realiza desde el Corazón, lo siento cada vez con mayor claridad. Ahora bien, en cuanto intento verla, o comprenderla a través del intelecto, desaparece.
Podré disponer de profundos y amplios conocimientos en cientos, miles de materias, pero, si no me tengo a mi, si no dispongo del contacto íntimo con mi esencia, con mi Alma, todos esos conocimientos serán librescos y estarán ubicados en el Centro Intelectual, que será igual a no tener nada, cero.
Sólo cuando me tengo, tengo el universo entero, porque soy consciente de que formo parte de él. Y esto es una experiencia. Una experiencia viva que me da, a su vez, la vida misma. Darse cuenta de todo ello es subir el nivel de vibración y como entrar en un portal dimensional, donde todo es diferente sin que haya cambiado nada. Un estado interno, donde la paradoja es permanente, pues la mente intenta dar un sentido a lo que no lo tiene.
A raíz del descubrimiento de la esencia, todo un universo de posibilidades se abre ante el buscador sincero y auténtico. Porque, en el fondo, todos, absolutamente todos los seres humanos estamos buscando lo mismo. A unos, la traducción que su mente haga del mundo que perciba, le llevará por unos caminos y a otros, por otros. Ningún sendero es mejor que otro. El camino siempre es íntimo y personal. Y así debe de ser.
Ahora bien, el común denominador que guía tal búsqueda es el Amor. Amor hacia uno mismo y hacia el resto de la creación. Si hay amor, el riesgo de extraviarse en la búsqueda es mínimo o ninguno y las posibilidades de éxito es máximo, por no decir que total.
Ciertamente, cuando el Amor guía al buscador, el éxito estará garantizado plenamente. Pero, ¿qué ocurre cuando ha encontrado su esencia? Normalmente sucede que una atmósfera de humildad aparece hasta hacerle casi desaparecer del mundo social. El buscador ha trascendido el ilusorio ego y evitará el protagonismo, pasando discreto y desapercibido entre el común de sus congéneres. Desaparecen los deseos de figurar, de aparecer… y en su lugar, lo que aparecen son los signos de una profunda humildad y sincera autenticidad.
Ojala que tu sincero anhelo te lleve pronto a conectar con el Silencio Interior, la Paz y el Amor que constantemente emergen desde tu Alma y que instalado en él, te permitas vivir la vida con la intensidad y plenitud que merece.
Publicado por Universo Holístico en Noviembre 2.009