En la mayoría de las tradiciones, son necesarios muchos años de búsqueda antes de poder dar el paso decisivo que nos lleva a reconocer el absurdo de la búsqueda, porque la misma búsqueda de la verdad o de la iluminación erige la barrera que nos impide alcanzar lo que estamos buscando.
El proceso Big Mind nos permite descubrir nuestro “punto muerto”, ese lugar en el que nuestra mente no tiene ninguna marcha puesta y no se halla desesperadamente inmersa en ninguna búsqueda. Desde ahí, podemos cambiar de marcha y poner primera, segunda, tercera, cuarta, quinta, reducir o poner marcha atrás cuando sea necesario. Ésa es una capacidad muy valiosa y que nos proporciona una libertad completa. Cuando, en tal caso, estemos en el supermercado, podremos apelar fácilmente a la modalidad deseante de nuestra mente y encontrar lo que estemos buscando pero, cuando estamos sentados en una parada de autobús o tumbados en una playa de Hawaii, podremos desconectar esa modalidad y reposar tranquilamente.
Ésa es una forma de meditación, conocida con el nombre de “simplemente sentarse”, en la que no hay ambición, meta ni objetivo alguno.
Es como si, en el momento en que das el primer paso de un viaje, apuntases en la dirección correcta. Entonces cuanto más larga sea tu práctica, más se encarnará en tu vida la paz y la libertad. En tal caso, la meditación trabajará en tu favor, en lugar de hacerlo en tu contra.
Por ello me parece muy importante que, cuando las personas aprenden a meditar —o tan pronto como sea posible, si es que ya han aprendido—, se den cuenta de que su único objetivo consiste en cambiar cuanto antes la modalidad buscadora habitual de la mente por la modalidad de la Gran Mente o del Gran Corazón, es decir, la Mente que no Busca ni Desea, la mente que no tiene objetivo ni meta alguna, porque entonces su sentada es mucho más profunda. Lo que, en tal caso, hacen es soltarse, dejar de identificarse con todo lo que se presenta, abrirse y seguir abriéndose para que la mente, en lugar de contraerse y estrecharse permanezca, por el contrario, completamente abierta y expandida.
El lector debe saber que una de las principales razones que me han impulsado a escribir este libro y a impartir esta enseñanza es la certeza de que, de ese modo, puedo ahorrar a la gente años y años de sufrimiento y esfuerzo en la dirección equivocada.
Extracto del libro “Gran mente, Gran Corazón. Descubriendo tu Propio Camino”