Leo con atención interesantes estudios que hablan de cómo el optimismo o la disposición personal optimista, influye no solamente en el grado de bienestar personal que sentimos, sino que, cambiando nuestra manera de pensar, también mejoramos nuestro sistema inmunológico, poniéndose en marcha nuevas conexiones neuronales en el cerebro.
Cuando hablo con alguno de mis pacientes y le explico que nuestra manera de pensar cambia nuestra manera de sentir, les parece algo tan sencillo... que algunos muestran cierta incredulidad.
Siempre pensamos en tratamientos mágicos y en píldoras innovadoras que nos proporcionen un bienestar, rápido, duradero, lo más parecido a la felicidad.
Sin embargo, hacernos dueños de nuestros pensamientos, procurar hablarnos a nosotros mismos desde la aceptación, con mensajes positivos y realistas, inmediatamente, genera una emocion placentera.
Si convertimos este lenguaje interno en un hábito de pensamiento, es decir, si nos acostumbramos a hablarnos de manera positiva y realista, a interpretar la realidad de la misma manera, el resultados siempre es un mayor bienestar y un mayor control de nuestra vida.
Dése la oportunidad y empiece por hacerse dueño de sus pensamientos; es muy sencillo: practique todos los días, controle sus pensamientos y sea optimista.
El optimismo es un bálsamo que cura todas las heridas, que nos acerca a la felicidad, a nosotros y a los que nos rodean. Nada hay mas positivo que hablar con alguien optimista.
Hágalo por su bienestar .
Recuerde que la felicidad humana es más una disposición de la mente que una condición de las circunstancias.
Autor: Teresa Díaz Bada. (
www.diazbada.com) Psicóloga Clínica. Donostia-San Sebastián.