Aquello que queremos lograr está a nuestro alcance ahora mismo. Cómo podemos lograrlo de manera fácil y respetuosa con uno mismo y con los demás.
Qué bueno poder compartir con ustedes esta propuesta de bienestar personal y a la vez comunitario.
A mi modo de ver, reiki busca que cada persona pueda cumplir con sus propios sueños y objetivos, distintos para cada cual.
Reiki es un silencioso sistema japonés, donde nadie habla, pero donde cada uno se conecta con su relajación, su descanso, su energía, su productividad en el trabajo o su armonía emocional en casa.
Es un auténtico placer para mí dar estas clases, porque te ayudan a sentirte mejor y sobre todo a “darte cuenta” de algo valioso que ya traes desde tu origen, allá en tu día de nacimiento. Eso que luego se fue transformando para que puedas adaptarte a la vida civilizada, pero que sigue pulsando dentro de ti.
¿Podemos decir que reiki busca la felicidad personal? Claro. Porque para algunos la felicidad personal está en lograr mejorar en su trabajo. Para otros es tener salud. Para otros estar emocionalmente bien, y así.
Pero también reiki es felicidad social, ya que sólo un grupo de individuos plenos y realizados pueden conformar una unidad en lo social.
Reiki tiene un origen japonés. Allá por 1922 Usui Sensei fundó este sistema. Que luego llegó a Estados Unidos y Europa donde se “occidentalizó” por decirlo de alguna manera, para después pasar a nuestras latitudes latinas.
Para nosotros, los latinos, reiki es algo muy distinto que para el resto. Nuestra idiosincracia y objetivos en la vida son distintos. Tenemos nuestra propia vida y sentir. No estamos a merced de la polarización occidental entre “tener” y “ser”, cuestiones importadas. Nosotros “estamos”. Cuando nos preguntan por el trabajo, decimos “estoy trabajando con…” o “estoy trabajando en…”. No decimos “yo trabajo en tal empresa o ministerio”, sino que decimos “estoy trabajando”, “estoy saliendo”, “estoy viviendo” en un verbo más ligado al tiempo presente. Sentimos la urgencia y la necesidad de “estar” en el aquí y el ahora. ¿Qué nos pueden enseñar acerca del “estar” los occidentales?
Somos de aquí. Vivimos aquí. Somos felices aquí. Estando, por estar nomás. Como los orientales. Córdoba, Santiago de Chile, Montevideo, Asunción, Lima, Barranquilla, Quito, Caracas, Guadalajara o Buenos Aires. Estamos viviendo en estos lugares. Estamos lúcidos acerca de nuestro presente. Conectados con el ahora. Canalizando, recibiendo, aceptando, viviendo nuestras vidas, mientras “estamos” aquí.
Nuestra experiencia es distinta, superadora, pacífica y sobre todo plena. ¿Que somos pueblos jóvenes? No. Somos más sabios. Así es. Celebremos la dicha de “estar”!