No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, dice el refrán.
Y yo lo suscribo. ahora es el mejor momento para actuar, para planificar, para gestionar, para afrontar todo tipo de problemas que se nos presentan en todos los ámbitos.
Sin embargo, observamos que dejamos para mañana, para otra ocasión, cuestiones que no siendo urgentes, sí son importantes.
Demoramos en el tiempo, decisiones que llegado el momento, son difíciles de resolver.
Ahora bien, es muy importante reconocer que tenemos un problema, que hay que resolver hoy; puede ser leve, moderado o grave, pero hay que afrontarlo AHORA.
Normalmente no le prestamos atención, ni le damos importancia a los conflictos leves. Pensamos que se resolverán con el paso del tiempo, que se irán diluyendo en el olvido. El tiempo lo cura todo, (nos decimos). Lo cierto es que con el paso del tiempo empeoran muchas cuestiones, que en su momento no se les prestó la atención necesaria. La prevención, gestión y solución de conflictos, en todos los ámbitos, es muy rentable. Más rentable cuanto antes se acepte la realidad del conflicto y se aborde con el interés y el entusiasmo que requiere. ¿Quién no ha tenido la experiencia de ver como crece un conflicto interpersonal?
En el ámbito laboral surgen muchas discrepancias, recelos, roces; unos verbales, en el contexto de una conversación entre compañeros de trabajo; otros corporales, en la comunicación no verbal.
El hecho de trabajar en una gran empresa, de ostentar un cargo directivo, de vivir un buen momento económico en la actividad que desarrollamos, no significa que siempre va a ser así. Aquellos pequeños detalles, con los compañeros, con los jefes, con los clientes, que no afrontamos, tarde o temprano, saldrán y nos costará mucho adaptarnos a esa nueva realidad. Las creencias nos limitan y nos acomodan en las circunstancias actuales. Todo está bien y así seguirá, (Pensamos). Anticipémonos cambiando nuestra mentalidad, de la pasividad hacia la proactividad, y afrontemos las adversidades diarias y cotidianas.
No tenemos derecho a quejarnos de aquellos problemas que, todos sabemos, por mucho que queramos disimularlo, surgieron hace meses, años, y no quisimos resolver.
La vida, queramos o no queramos, es un continuo resolver y afrontar situaciones; unas leves (fáciles) y otras graves (difíciles) de solucionar. Actuemos AHORA, previniendo el empeoramiento y aumento del conflicto, para así evitar un posible enquistamiento del mismo.
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