Muchas personas analizan en profundidad, una y otra vez los problemas que se le presentan, aunque no dan con su solución, quedándose solo en el estudio, obteniendo conclusiones que no se pueden realizar, con los medios existentes, y que nunca pueden llegar a cumplirse, son auténticos teóricos de los problemas.
Alguna de estas personas, teóricas de los problemas, posiblemente le falte valentía para llegar a la solución, quedándose en el análisis de los niveles superficiales, en los síntomas, sin entrar donde está la verdadera raíz.
Opinar sobre los obstáculos que frenan el camino a lo deseado, o quedarse en darle vuelta, una y otra vez, a lo mismos, sin buscar soluciones y pasar a la acción, supone el quedarse estancados, perdiendo así tiempo en teorizar, a la vez que esperan que la solución aparezca por si sola. Este tipo de personas son expertas en los problemas y no en soluciones.
Ante los tropiezos que se nos dan podemos elegir que actitud tomar: quedarnos observando sin hacer algo, reaccionar sin control como simple respuesta a la situación, o tomar una actitud activa, mirando hacia donde queremos llegar y creando el impulso necesario, con el aprendizaje adecuado para seguir el camino conveniente.
La actitud del observador, sin acción, y la del reaccionario, es la de quedarse viviendo el problema, recreándose en el mismo sin encontrar solución alguna, es estar en el papel del teórico de los problemas, permaneciendo entretenido, en vez de ponerse camino a la solución.
Los teóricos de los problemas se quedan parados ante el obstáculo que les impide pasar, dando opiniones de lo que aprecian y contando historias sobre ellos, cargadas de negatividad, desidia y miedo.
Cuando se toma la actitud de la acción, se ha de dedicar algún tiempo para reflexionar sobre lo que está pasando y de forma inmediata pasar a la acción, aprendiendo de tales circunstancias, pidiendo ayuda, si es necesaria, y alcanzando una solución.
Las personas que optan por la actitud de la acción, si se encuentran un obstáculo en su camino, son capaces de mirar a su alrededor para encontrar una alternativa adecuada y así superar el obstáculo y continuar su camino, sin estarse lamentando del inconveniente, ni del cambio que han de realizar y mucho menos dar excusas para quedarse parados.
Para ser una persona efectiva antes los inconvenientes y no ser un teórico de los problemas se hace necesario tomar decisiones, asumir riesgos y moverse con cierta incertidumbre, lo que permite crecer, aprender, lograr las metas y obtener éxito. Se ha de recordar que una decisión no es tal, mientras no se exprese en la acción.
Los que teorizan sobre los problemas se sienten agobiados con sus inseguridades, miedos y saboteadores y no toman las decisiones adecuadas y necesarias.
Se hace necesario situarse en diferente nivel al que se creo el problema para poder encontrar la solución al mismo.
Recordar que una situación es considerada como problema únicamente si la persona que intenta resolverlo no sabe como hacerlo, condición que se puede superar adquiriendo aprendizaje o teniendo diferentes visiones de las circunstancias, algo que se facilita con sesiones de coaching.
En definitiva, ante un problema se ha de comprender la situación, mediante un análisis e interpretación de los datos disponibles, sin pasarse tiempo teorizando sobre el mismo, elaborar y poner en marcha una estrategia, es decir, un conjunto de operaciones para poder alcanzar la solución, y por último hacer una evaluación de la solución obtenida, contrastándola con nuestra experiencia, para finalmente darla como buena o no.
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Quien quiere hacer algo encuentra un medio, quien no quiere hacer nada encuentra una excusa.
Proverbio chino.
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Si tus problemas tienen solución, no te preocupes; si tus problemas no tienen solución, no te preocupes”.
Confucio.
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No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos.
Albert Einstein.
Dver.
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