Una ventana debe tener ciertas características para que armonice y vaya de la mano con nuestro bienestar. Veamos que nos dice el Feng Shui al respecto.
El Feng Sui nos dice que el interior de la casa es el Yin, mientras que su contraposición es el Yang
Yin significa protegido, íntimo, privado; Yang, abierto, público. Y las ventanas son, al igual que las puertas, las que posibilitan la conexión entre el Yin y el yang, la diferencia es que las ventanas nos permiten observar el exterior sin necesidad de salir de él, es decir, visualizar desde un lugar protegido, mientras que las puertas sólo son un lugar de paso.
Según el Feng Shui, la ventana tiene que permitirnos sentarnos a su lado, detenernos ante ella, meditar, contemplar. Si no podemos realizar estas acciones, pasaría a ser solo un hueco en una pared. La ventana es la forma de comunicarnos con el exterior, la luz, el aire y la comunidad en la cual vivimos. Si un ambiente no contara con ningún tipo de ventanas, nos aislaría y sería algo muy similar a un sótano.
Los cuartos más agradables son aquellos que tienen por lo menos dos ventanas (mirando hacia diferentes lados), ya que de esta forma la calidad de la luz será grande.
Las ventanas son los ojos de la casa, ya que permiten observar el mundo exterior y a la vez, le muestran al exterior el interior del hogar y la familia. Las ventanas no están hechas para espiar o mirar tratando de no ser vistos, sino que son para mirar y que nos miren.
Todos sabemos que aquellas casas que no tienen ventanas en su frente o que las mismas están siempre cerradas, adquieren un aire lúgubre, amenazador. También, aquellas ventanas que no tienen cortinas son como ojos sin párpados, si es muy obvia, perderá su encanto; una ventana tiene que mostrar y a la vez, ocultar.
Teniendo en cuenta que las ventanas, como ya dijimos, no son puertas, el Feng Shui nos dice que las mismas nunca deben llegar hasta el piso, ya que de esa forma podría transformarse en un lugar de paso y perder su función. Las ventanas deben estar como mínimo a 50 cm del suelo, si se encuentra en la planta baja, y aún más alta si hablamos de pisos superiores.
Una ventana que no se abre, tampoco puede llamarse ventana. Lo mismo pasa con aquellas ventanas corredizas, ya que los chinos asocian ese movimiento con el de una guillotina, y por lo tanto no están de acuerdo con su uso.
En cuanto al tamaño, las ventanas grandes dejan escapar la energía vital. Las mejores ventanas son aquellas que podemos abrir de par en par, y mejor aún si tienen vidrio repartido, puesto que nos permiten ver el exterior, y a la vez, nos recuerdan que estamos protegidos dentro de nuestro hogar. Un vidrio entero puede provocar que nos sintamos invadidos por ese exterior.
La ventana debe proporcionarnos descanso, hacernos sentir que estamos en calma, paz. Nos permite ver a lo lejos, relajar nuestra vista, situación que en la vida diaria no ocurre, por estar la mayor parte del tiempo realizando actividades que requieren de la vista corta: leer, trabajar con computadoras, escribir, etc. Según el Feng Shui, cuanto más lejos nos permitan ver las ventanas, mucho mejor.
Si por algún motivo la abertura no nos deja ver demasiado lejos, podemos utilizar algún objeto atractivo y con colores, y colocarlo cerca de ella, como una planta, flores, etc.
Podemos decir entonces, que para que una ventana proporcione la armonía correcta entre el Yin y el Yang, debe motivarnos, darnos paz, y enseñarnos a ver lejos.
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