Al contener e irradiar energía, cada color afecta directamente a nuestros estados físicos y emocionales. Independientemente de la simbología cultural de los colores y las connotaciones personales de los registros cromáticos, que aportan otras visiones a la gama de color, en la siguiente tabla se exponen, de forma esquemática, algunos rasgos generales y comunes atribuidos a los colores:
El color puede emplearse en el entorno a través de su utilización en la pintura de las paredes, en los tejidos, en la iluminación, en los muebles y en los objetos decorativos.
Por ejemplo, el naranja es el color preferente para iluminar en la oscuridad, porque el ojo humano reacciona con claridad y atención a este color más que a ningún otro. Por su gran visibilidad, el naranja es el color más propicio para las luces de seguridad. También resulta beneficioso para pintar una sala de estar, pero no resulta adecuado en las paredes de una habitación de trabajo.
El color rojo revitaliza, y en un momento dado puede ser útil, pero su exceso o una exposición continuada en el tiempo nos puede polarizar al otro extremo, creando estados de nerviosismo o ansiedad.
Por ello no conviene pintar paredes de este color, es mejor emplearlo en tejidos u objetos que puedan ser sustituidos, cuando no se precise el impulso energético que produce el rojo. En general, el color rojo no resulta adecuado ni en los espacios de descanso, ni en los lugares muy transitados.
En cambio el azul, que es un color frío puede provocar introversión, por lo que no es adecuado para estados depresivos. Además el color azul inhibe el apetito por lo que no resulta adecuado su empleo como color predominante en cocinas y comedores.
El color rosa tiene poderosos efectos relajantes, por lo que resulta muy benéfico pintar las paredes de este color en un dormitorio, ya que ayudará a conciliar el sueño. Se dice que una persona alterada emocionalmente puede calmarse en un espacio completamente rosa en diez minutos.
Si bien, el color rosa resulta muy adecuado en un dormitorio o lugar de descanso, la predominancia de este color tendrá efectos muy perturbadores en una habitación de trabajo o en un espacio dedicado a la actividad o donde se requiera dinamismo.
Los colores verdes y azules pálidos y melocotón, en la pintura de las paredes de los cuartos de estar, ayudan a la armonía familiar y a las relaciones de pareja.
El color verde resulta adecuado para la sala de estar, el baño y los dormitorios de niños o adolescentes.
El amarillo es un color muy propicio para pintar los comedores, las cocinas, los cuartos de juego y los espacios de trabajo, pero resulta perturbador en los dormitorios.
El color blanco cuando se usa en pintura debe cortarse con alguna gota de tinte porque es un color demasiado activo y su empleo sólo está indicado para dormitorios de personas adultas y cuartos de baño.
Los tonos tierra, los ocres y el salmón se consideran propicios para el cuarto de estar. Los tonos tierras y ocres en gamas suaves también pueden resultar adecuados para los dormitorios.
El empleo del color en los tejidos es muy adecuado para generar atmósferas y crear ambientes en cada situación. El color se puede introducir en un espacio a través de elementos que pueden ser sustituibles, en un momento dado, para generar otro tipo de clima, como en los cojines, las cortinas, los manteles, los tapetes, las toallas, los paños de cocina, las fundas de tapicería, las alfombras...
En una mesa se puede poner color en los manteles, las servilletas y la vajilla, según las sensaciones que se deseen fomentar en un momento dado, el verde provocará vitalidad, el color crema la relajación, el blanco la actividad, el color frambuesa despertará la pasión, el púrpura la solemnidad, el rojo el romance, el naranja la festividad, el gris la formalidad, el amarillo la calidez y el azul la comunicación.
Se puede utilizar la vibración de un color para cambiar nuestros estados de ánimo; por ejemplo, envolverse en una manta azul o verde puede calmar un estado emocional agitado, si el estrés impide el descanso envolverse en una manta rosa y un cojín del mismo color puede reducir el nivel de tensión, si hay un bajón energético envolverse en una manta de color rojo aumentará la excitación por su efecto estimulante.
Los colores también pueden ser introducidos con el uso de velas, las pantallas de las lámparas y con las plantas y flores. Por ejemplo, un jarrón de flores frescas de color naranja contribuirá a generar una atmósfera de optimismo, unión y amistad. Las flores rojas actúan movilizando la afectividad, incrementando la capacidad de dar, de sentir y de crear; por ello, obsequiar flores rojas es sinónimo de amor.
Las flores amarillas operan sobre síntomas y estados depresivos, ya que la vibración amarilla es la que lleva el balance de la luz en el cuerpo, la que trabaja sobre las energías bajas; su presencia aporta alegría a un ambiente.
Los colores nos ayudan a expresarnos, a la vez que nos conectan profundamente con sus energías sanadoras. Según nuestros estados de ánimo podemos utilizar el color, no sólo en el entorno sino incluso en nuestra vestimenta personal o los alimentos que ingerimos.
RESUMEN:
AMARILLO.- La alegría, la longevidad, la inteligencia, el optimismo y la claridad.
AZUL.- La serenidad, la tranquilidad, la introspección, la contemplación, la soledad, la frialdad y la seriedad.
BLANCO.- La inocencia, la pureza, la limpieza, el vacío y la frialdad.
GRIS.- La formalidad y lo sombrío
MARRÓN.- La estabilidad
NARANJA.- La salud, el entusiasmo, el optimismo, la vitalidad, el estímulo, la igualdad, la fraternidad y la unidad.
NEGRO.- La profundidad, el misterio, la independencia, la tristeza, el desánimo y la receptividad.
PÚRPURA.- La introspección, los rituales, el poder, la claridad, la espiritualidad, la majestuosidad y la autoridad.
ROJO.- La sangre, la vida, la energía, la embriaguez, lo prohibido, la sexualidad, la afectividad, la fuerza creativa, la guerra, la lujuria, la pasión, el amor, el coraje, el sacrificio, el peligro y el odio.
ROSA.- La comprensión, el buen humor, el amor, la sensibilidad, la calma y el romanticismo.
VERDE.- El crecimiento, la expansión y el rejuvenecimiento.
ARCO IRIS.- La armonía, la alegría, la conciencia, la apertura, la dicha, la diversión y el juego.
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