Las emociones relacionadas con el elemento aire son más sutiles. se puede decir que se experimentan en forma más intelectual. La energía del aire en su aspecto negativo se manifiesta como nerviosismo, desesperación, ansiedad, y angustia.
Normalmente cuando se experimenta algún tipo de ansiedad, el individuo no sabe a ciencia cierta que es lo que la está provocando, precisamente allí reside su impacto, en el desconocimiento de la causa motivadora de esta emoción negativa, a diferencia del miedo que está asociado hacia algo específico y definido, la ansiedad es indefinida y difusa.
Cuando se siente ansiedad se manifiesta como una intranquilidad general, acompañada de alteración emocional y cierta ofuscación mental. El individuo en cuestión sabe que algo no está bien, pero no puede precisar con exactitud qué es lo que le está pasando. Si no se canaliza rápidamente esta energía negativa, comienza a perturbar el funcionamiento integral de la personalidad, sintiendo un nerviosismo que al comienzo es leve e imperceptible y posteriormente puede llegar a convertirse en un serio malestar, llegando incluso a la necesidad de ayuda terapéutica.
Es muy natural el sentir nerviosismo ante situaciones nuevas o alarmantes, lo mismo que cuando vamos a enfrentar algo para lo cual no nos sentimos lo suficientemente preparados.
El nerviosismo es una señal de que debemos prepararnos mejor para enfrentar ciertas situaciones especiales, la ansiedad por el contrario nos indica que debemos aclarar algunos aspectos de nuestra vida que están indefinidos y confusos, desde este punto de vista pueden y deben ser expresiones espontáneas de nuestro cuerpo-mente manejables por nosotros, no lo que sucede muchas veces, que perdemos el control de ellas afectándonos enormemente.
Una persona con ansiedad o nerviosismo no piensa con claridad, comete muchos errores e incluso puede provocar accidentes en su trabajo o en su vida particular.
Por eso es muy importante definir claramente qué es lo que nos está provocando la ansiedad, para contrarrestar esta fuerza sin control, y así no llegar a la desesperación, la cual es señal de una gran confusión mental, en donde el individuo ya no encuentra la solución a su problemática.
Muchas veces esta desesperación no tiene realmente una razón de ser, es como si una idea irracional se hubiese posesionado de la mente consciente, provocando un caos en el orden mental existente.
Estas ideas irracionales están basadas en creencias falsas, en fantasías sin fundamento o bien en programaciones mentales del pasado. Una creencia falsa puede ser el hecho de aceptar que somos víctimas de un destino que no podemos cambiar o alterar en ningún momento, o creer que somos pecadores y tenemos que sufrir sin remedio; las fantasías sin control son como las ideas de celos que se viven sin tener ningún fundamento; las programaciones mentales son sugestiones grabadas en el subconsciente que pueden aflorar al nivel consciente, provocando con esto confusión y caos mental.
Otra de las manifestaciones negativas de las energías del aire es la angustia, que es una aflicción o congoja, es un dolor moral profundo a nivel mental, puede llegar a sentirse como una agonía terrible. El angustiado es alguien que perdió el rumbo de su vida, precisamente por la falta de control mental, sus pensamientos fluyen sin dirección y casi siempre enfocados hacia algo negativo, esto le produce zozobra, ansia y desesperación, sin poder encontrar solución a su problema.
Es muy difícil hablar con alguien en una situación de esta naturaleza, parece no escuchar, aun cuando lo intenta y busca ayuda, no logra calmarse para poner atención a lo que se le dice. Si pudiéramos calmarlo y dejar que afloje sus tensiones, podríamos empezar a penetrar en su mente con ideas positivas que puedan ayudarle a pensar con claridad y entendimiento. Por ello los ejercicios que vamos a practicar para manejar estas emociones del aire van enfocados a contrarrestar la influencia de estas fuerzas, de una manera práctica y efectiva.
El aspecto positivo de estas energías aéreas es la inquietud, que es un sentimiento mesurado, que puede ser controlado y dirigido con mayor facilidad que las emociones negativas ya mencionadas. La inquietud es una fuerza que nos mueve a cambiar nuestro estado de reposo, es decir, busca provocar en nosotros un cambio positivo, para no caer en el conformismo y la pasividad. Nos ayuda a salir adelante de situaciones conflictivas, nos mueve a pedir ayuda, a buscar opciones para actuar y así alcanzar nuestras metas.
Si no existiera esta cualidad, todavía los seres humanos viviríamos en las cavernas o en chozas simples, gracias a esta poderosa energía aérea, la humanidad ha ido avanzando lentamente en el proceso evolutivo mundial, aún tenemos mucho por hacer a nivel grupal e individual, pero la divina inquietud nos impulsará siempre hacia nuevas alturas que escalar.
El progreso en todos los aspectos es un producto de la inquietud humana, que no se conforma con lo que tiene, sino que busca siempre algo mejor. Así pues, si te sientes inquieto, agradece a Dios por esta energía, pero aprende a usarla plenamente, con dirección, control y sobre todo para el bienestar de todos los seres.