El poder de cambiar está en cada uno, en el presente.

No importa que tu pensamiento haya estado dominado antes por el pasado, por esa manera errónea de ver la vida y de desaprobarte a ti mismo. El poder está dentro de cada uno de nosotros y con él es posible romper los viejos paradigmas para abrirnos paso a nuevas experiencias positivas y enriquecedoras. Basta con que te hagas consciente de que todas las creencias; las programaciones no son más que ideas sembradas en el subconsciente que necesitamos reemplazar.
El momento del poder es el presente. ¡Qué maravilla es comprender ahora que tengo en mis manos la posibilidad de ser realmente libre!. Tener la certeza de que hoy mismo arrancaré de mí los grilletes invisibles que me han oprimido gran parte de mi vida y han impedido que sea yo mismo, auténticamente yo.
Los pensamientos configuran nuestra vida. Lo cual quiere decir que los pensamientos se convierten en verdades para nuestra vida. Lo que yo piense respecto a mi o a los demás terminará siendo la verdad que asuma mi subconsciente; la actitud con la cual voy a mirarme a mí mismo y a los otros. Por esa razón, si alimento mis pensamientos con la idea de que en cierto negocio me puede ir mal, lo más seguro es que así suceda. Suele ocurrir que antes de tratar realmente a alguien hemos experimentado aversión, fastidio, rechazo hacia esa persona, a tal punto que ya nos es imposible aceptarla como amiga. Nuestras ideas acerca de ella la hicieron aparentemente incompatible con nosotros. Mientras tanto esa persona ignora las razones de tu falta de amabilidad, de tu rechazo. Puede suceder, contrario a nuestra creencia que la persona rechazada tenga más compatibilidad con nosotros que otras personas; pero desafortunadamente nuestro pensamiento negativo frustró la posibilidad de una gran compañía. Piensa cuántas veces te ha ocurrido a ti lo mismo.

La medicina moderna acepta que muchas enfermedades son resultado del resentimiento y del odio. Por eso cuando enfermamos es preciso mirar a nuestro alrededor para ver a quien debemos perdonar. "Por lo general la persona a quien nos resulta más difícil perdonar es de quien más necesitamos liberarnos"
El perdón hay que entenderlo como un desprendimiento de algo que nos hace más daño a nosotros que a la otra persona. También es una disposición al cambio y ya con eso damos un gran paso. Lo primero que hay que hacer si realmente queremos cambiar es estar dispuestos a olvidar y a perdonar no solo a otras personas, sino a nosotros mismos

Piensa en aquella persona o personas que están ligadas a tu pensamiento presente, porque te hicieron sufrir en el pasado. Seguramente evocarás también todo el rencor y el deseo de venganza que acompaña siempre ese mal recuerdo que aún albergas. Visualízalo lo mejor que puedas. Imagina que está frente a ti, que alcanzas a sentir incluso su respiración. Dile ahora estas palabras:

" Te perdono por no ser como yo quería que fueras. Te perdono y te dejo en libertad "

Quien realmente se libera con esa afirmación eres tu. Ahora bien. Es posible que no sea tan fácil hacerlo de buenas a primera. Pero ya has dado el primer paso hacia el perdón y el olvido. En adelante podrás decirlo cuantas veces sea necesario, pero con la convicción de que tu sentencia es una gran verdad: Te perdono por no ser como yo quería que fueras. Te perdono y te dejo en libertad.