El único momento que tiene poder real en esta vida es el ahora. Solo es necesario creer, confiar y pensar que es lo que realmente queremos. Abrir las puertas en este instante a todas las posibilidades. Intentar, conocer cosas nuevas y saborear la vida, porque este momento también pasará. No queremos arrepentirnos en el futuro, por no estar actuando en este presente para mejorarlo.
Nuestros pensamientos y actitudes son responsables de las cosas que viviremos. Imaginemos una planta. Para que ésta crezca, debemos cuidarla y regarla a diario. Si la regamos hoy, mañana estará saludable y dará sus frutos. Lo mismo sucede con nosotros. Si actuamos de una manera racional y regamos nuestra vida en este preciso momento, tendremos un futuro cargado de frutos para cosechar.
La imaginación es muy importante. Si en vez de gastar energías visualizando el pasado, cerramos los ojos e imaginamos el futuro que queremos, seguramente será más productivo a la hora de cosechar. Si no, no cosecharemos más que la memoria de vivencias pasadas. Las visualizaciones son imágenes, similares a las de nuestros recuerdos, pero a diferencia de estos, sirven para crear situaciones en el futuro. Solo debemos cerrar los ojos y pensar en como nos gustaría estar y sentirnos en este instante. Como si lo estuviésemos viviendo ahora. Debemos creer con todos nuestros sentidos que realmente está sucediendo, sentirnos alegres por ello, llevar a cabo las acciones necesarias para conseguirlo y se convertirá en realidad. Es como si tuviésemos una varita mágica en nuestras manos.
Si nos detenemos a pensar en todo lo que realizamos, nos daremos cuenta de que siempre antes fue planeado por nuestros pensamientos y lo entenderemos con mayor facilidad.
Cuando acudimos a una fiesta, pensamos en como nos vestiremos, que tomaremos, y como será nuestra forma de actuar. Luego sucede. Es el pensamiento más las acciones necesarias lo que hacen que nuestro futuro sea de la forma que queremos.
Al principio parece ilógico y difícil de comprender, porque nadie nos ha enseñado que así creamos el futuro, pero debemos intentarlo con visualizaciones y acciones mínimas primero. Imaginemos que estamos yendo al cine a ver nuestra película favorita y luego vayamos a verla.
Cuando comprobemos por nosotros mismos este mecanismo, no dejaremos de crear ni un instante, la realidad que queremos vivir. Empecemos con deseos pequeños día tras día y memoricemos los pasos a seguir: visualización + plan de acción + llevar a cabo nuestro plan = futuro deseado. No olvidemos tener motivación, sentimientos satisfactorios e imaginar el aquí y ahora.
Aprendamos a cerrar las puertas del pasado, actuar en el presente para formar nuestro futuro ideal. La única manera de ser libres, es poder entender cual es el momento de abandonar algo, de cerrar puertas y de abrirnos nuevas posibilidades.
De nada puede servir seguir viviendo de lo que ya pasó. La vida nos abre caminos para la creación de nuestro futuro ahora mismo, en el presente. Desaprovechar esta oportunidad, es rechazar el poder que tenemos nosotros mismos. Imaginemos la felicidad que nos espera en poco tiempo, tan poco tiempo, que cuando despertemos de este mágico sueño, nos pondremos a trabajar para concretarlo y así iremos logrando cada cosa que nos propongamos.
Solo el presente nos da la oportunidad de cambiar las cosas, de elaborar, de crear una vida llena de felicidad. Que el pasado solo sirva para observar nuestros logros, nuestra capacidad de actuar. Que sea un generador de fuerzas que nos permita comprender que hoy podemos hacer algo para que nuestra vida sea plena, para crear nuestro futuro ideal.
Así, tan mágicamente suceden las cosas, nada está echado al azar. Porque en definitiva, la vida sólo es este preciso momento.
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