Cuando hablamos de evitar enojarnos, es para hacernos un bien a nosotros mismos. Si prestamos atención a nuestras manifestaciones físicas cuando nos sentimos enojados, veremos cuánto daño nos hace. Veamos que ante una circunstancia "x" que permanece como constante en el tiempo, no nos produce lo mismo cuando estamos enamorados que cuando estamos enojados. Entonces, ¿qué cambia? Tu estado interior, es tu bienestar contigo mismo (que deviene de tus actos y tu claridad interior) el que te hace reaccionar ó Accionar ante una situación "x". Así podríamos tomar "el enojo" como una luz que nos está avisando "algo" que para uno es importante, algo que puede o no estar relacionado con la situación misma y que nos es necesario aclarar.
Ejemplo: Si tu sabes cómo te llamas y aparece alguien y te comienza a llamar por otro nombre, le aclararás hasta con sutileza, cuál es tu nombre. Si insiste en darte otro nombre, se lo aclararás de nuevo. Y si sigue insistiendo en llamarte por otro nombre, lo dejarás que te llame como le salga. En ningún momento pensarás que te lo hizo a propósito, ni que quiere dañarte con ello, ni que tiene intenciones ocultas, ni te enojarás, ni iniciarás una discusión por ello, ni te embroncarás, ni nada de todo lo que sucede cuando en realidad hay algo en tí que tienes que aclarar para que se afirme y se convierta en tu saber, y viene alguien y te hace reaccionar para que lo recuerdes (siendo o no conciente de ello).
Esto es bidireccional, cuando lo tengas claro en tí veras con la misma claridad a quien tengas frente a ti, que no está enojado contigo; si fuese el caso que estás en error y lo tiene aprendido en sí mismo, a lo sumo te explicará cuál es su punto de vista, sin querer imponerse y te dará las gracias.
La próxima vez que te sientas enojado, haz una pausa, y pregúntate ¿Con quien estás enojado? ¿Qué te enoja? ¿Por qué te enojas (podrías llorar, cantar, bailar, callar, meditar, pintar...)? ¿Quién quieres que escuche tu grito?