El temor al rechazo puede conducir a un círculo vicioso de negación.
Mariana, una especialista en marketing de uno de las mayores tiendas de su ciudad, ofreció su mano a un cliente y luego se puso de pie y salió de la habitación con la cabeza en alto. Ella se sentía tan victoriosa después de cerrar un trato por un millón de dólares con el principal sponsor de la tienda que había acordado soportar los gastos publicitarios de la nueva campaña publicitaria. Ella podía sentir una voz cantando en su interior mientras subía al auto y encendía el motor.
Para el espectador desprevenido, Mariana es una de las tantas mujeres exitosas en este mundo; una mujer que no se detendrá ante nada con tal de conseguir lo que quiere. Esto es cierto. Sin embargo, esta misma descripción no podría atribuirse a Mariana de haber sido hecha diez años atrás. En ese entonces, ella acababa de salir de la universidad y su único objetivo era complacer a todo el mundo por miedo a ser rechazada.
Desde luego, todavía quedan algunos vestigios de la antigua Mariana, guardados en el placard de su casa, y ella ha decido guardarlos para que todos puedan aprender de su experiencia.
Como decíamos, Mariana había salido de la universidad y era presa de un miedo irracional —ella creía no estar haciendo lo correcto y temía no ser aceptada por lo que era en verdad—.
En su interior, Mariana se sentía hermosa y talentosa, pero cuando debía enfrentarse con todas esas mujeres con mayor experiencia en la vida y en la profesión, comenzaba a sentirse insegura y terminaba imitando todo lo que ellas hacían —e incluso cómo vestían—.
El temor al rechazo puede haber sido parte de tu vida en algún momento u otro. Puede ser generado por nuestro miedo a estar o vivir en soledad, por la excesiva dependencia a la percepción que los demás tienen de nosotros, por la falta de confianza y la incapacidad de controlar nuestras propias vidas.
El temor al rechazo es un estado de mente que hace que la persona se sienta inepta, insuficiente, desamparada, y despreciable. Asimismo, hace que las personas se inhiban a la hora de decir o hacer por el temor a que los demás no vayan a aceptar o —incluso peor— desaprueben sus acciones o palabras.
Una persona que está tan pendiente y preocupada por lo que los demás piensen de ella podría hacer de su vida un mar de miserias si no encuentra la forma de expresar sus sentimientos y de hacer lo que está —o estaba— acostumbrada a hacer. El temor al rechazo puede paralizar a una persona y hacer que se vuelva completamente improductiva.
La singularidad de una persona desaparece en el momento que pone un énfasis primario en lo que los demás quieren que sea. Una persona demasiado interesada en complacer a los demás comenzará a emular los comportamientos de otras, desde la manera en que vistan hasta la forma en que se comportan en sociedad.
Esto suele darse particularmente en la gente joven, que reclama atención y aceptación pero que no tiene la base suficiente para lograr una auto-aceptación. Claro que esto va en detrimento del crecimiento de cualquier individuo, ya que no queda espacio para su propia expresión. Todo es negación del yo. Todo pasa por satisfacer a los demás.
Podemos caracterizar de la siguiente manera a una persona que teme ser rechazada:
• Una persona que actúa sin confianza: una persona que no está segura de sí misma tenderá a imitar a los demás y evitará probar nuevas cosas. Tal falta de confianza hará que está persona sea amarga e infeliz.
• Una persona que guarda su opinión: Una persona que no hace referencia a su percepción de las cosas puede estar teniendo problemas con el rechazo. Posiblemente, no quiera vociferar su opinión por miedo a las críticas que ésta habría de generar.
• Una persona que suele estar deprimida: alguien que no tiene la libertad de hablar por cuenta propia y de expresar sus deseos no tardará en caer deprimida, y pronto perderá también el amor por la vida. Esta gente suele actuar como un robot a control remoto, y no puede tomar sus propias decisiones.
• Una persona confundida sorbe su verdadera identidad: alguien que tiene temores de ser rechazado terminará confundido acerca de quién es realmente. Esto conducirá a una crisis de identidad y lo hará sentir enojado consigo mismo y con otras personas, a quienes maltratará sin razón aparente.
• Una persona con ausencia de autoestima y de autovaloración: este individuo da más importancia a lo que otros piensan de él. Definitivamente, no es alguien que tenga mucha fe en sí mismo. Esta falta de autoestima puede ser consecuencia de sentimientos de rechazo instaurados en él por familiares o amigos.
Una persona que teme al rechazo será, finalmente, rechazada por las personas a quienes desea complacer y a quienes ama. Una persona que tiene la tendencia de complacer a los demás pronto se encontrará sumida en el círculo del rechazo. Su comportamiento hará que las personas que ama se alejen. Él o ella verá esto como un rechazo y luego el ciclo continúa y continúa.