El desamor parece que invita al dramatismo pero por suerte, nadie se muere por no ser correspondido. Evidentemente, causa tristeza, rabia y pena. Pero a veces, la herida no es tan grande como parece a simple vista. ¿Cómo se puede asumir el rechazo sin drama y con madurez?En primer lugar, siendo consciente de que tu vida no depende de otra persona. El hecho de no ser querido no tiene nada que ver contigo, sino que se trata de una decisión del otro que no debe influir en tu autoestima y en tu nivel de bienestar interior. No dejes que un desamor te lleve a creer que nunca conocerás a tu alma gemela.
Por otra parte, debes tener madurez, sencillamente, porque no te queda más remedio que aceptar los hechos tal y como son. Puedes rebelarte contra lo sucedido pero no conseguirás nada bueno. Al contrario, lograrás desgastarte porque te estarás pegando contra un muro. Un muro que representa ese límite que marca la realidad y que va en contra de tus deseos, tus anhelos y sentimientos.
Para ponerte en el lugar de aquella persona que te dice que no también puedes pensar en las veces en las que tú has sido quien rompió el corazón de otra persona. Cuando haces ese proceso de empatía, logras observar la realidad desde diferentes puntos de vista, aprendes a relativizar, y te das cuenta, de que no pasa absolutamente nada por sufrir un poquito por amor.
Se aprende mucho de ese tipo de experiencias, entre otras cosas, aprendes a ser humilde. El amor en realidad es un juego que tiene unas normas. Sólo el amor verdadero es correspondido ya que implica reciprocidad. Sin embargo, ni siquiera aquellas parejas que ya están casadas y comprometidas están libres de que el día menos pensado, su pareja les abandone. De ahí que para aprender a vivir, sencillamente, es esencial sobrellevar la incertidumbre, el no saber qué pasará mañana.
Antes del amor siempre se produce la ilusión, la atracción y la seducción. Pero estas etapas no siempre derivan en una relación de pareja. Por ello, ten cuidado y no entregues el corazón antes de tiempo a nadie. Aprende a dar tiempo al tiempo para conocer de verdad a la otra persona.
Cuando te digan que no debes mirar hacia delante. Céntrate en tu futuro y deja de lado el ayer, no mires tanto hacia el pasado porque así sólo conseguirás deprimirte pensando en aquello que te falta. En cambio, si miras hacia el futuro, podrás darte cuenta de todas las posibilidades que tienes por delante.