EI cuerpo causal:
Además de los tres partes anteriores, el hombre lleva consigo una especie de computadora en la cual se archivan nuestros registros, es aquel tipo de alcancía en donde, por un lado se guardan las cosas buenas que hayamos hecho y por el otro, las obras malas.
Es más sutil que los cuerpos físicos y emocionales. Es como un trabajador que se limita a cumplir órdenes, no las cuestiona y archiva las cosas con tal precisión que todas quedan entrelazadas, tal como lo hace la computadora, pero con mayor exactitud.
Se puede imaginar como registro de imágenes vivas, con todas las dimensiones, largo, ancho y grosor. Su manejo está fuera del alcance del hombre para que éste no haga "trampas" y trate de borrar unas y dejar otras.
Es como un contador que lleva los registros contables pero que opera fuera de nuestro control. Está como escondido, como en un rincón de la mente, como el vigilante de todo lo que hace el cuerpo físico, las emociones que tengamos y los pensamientos que surjan de nuestro ser.
El tener un registro mayor de archivos negativos que positivos, obligan al hombre a experimentar una reducción de la capacidad de desenvolverse en la vida; en tanto que, el predominio de estos últimos, permite que el hombre se desenvuelva con mayor facilidad y atraiga cosas buenas a su vida. Es como un imán pero que funciona a la inversa, el tener más registros positivos, atrae energía y situaciones positivas; lo mismo sucede, pero a la inversa, cuando se trata de los registros negativos.
Como el control del cuerpo causal no está a disposición del hombre, al tratar de relajarlo, debemos encomendar esa labor a nuestra divinidad, solicitando esa ayuda con debido respeto.
Su color distintivo es el lila. Cuando lleguemos a su puerta, imaginemos dicho color y dejemos su relajación a la divinidad. Respetemos lo respetable, de lo contrario, podemos sufrir efectos inversos a nuestra intención de relajarnos.
Autor: Francisco Doria