El talento en ningún momento es algo extraño al mundo. Es válido y útil sólo cuando de él se derivan el respeto y la confianza de los demás. Son la sinceridad y la verdad los cimientos de la auténtica excelencia personal. Todo esto se refleja en la conducta y en la rectitud de la persona que brilla con cada palabra que dice y en cada acción que ejecuta. Genera confianza en los demás al cumplir sus promesas y cuenta con un pasaporte a la estima y confianza de todos los que le rodean.
En los asuntos del mundo y en el mundo de los negocios, no es tanto el cerebro sino el corazón, no es tanto el genio sino el auto control, la paciencia y la disciplina que regulan nuestro juicio moderado por la experiencia, el sentido común y la rectitud. Asuntos comunes en la sabiduría práctica. La auténtica unión de lo mundano con lo espiritual. Decía Sir Henry Taylor que la sabiduría y la bondad, se acompañan, no sólo porque la sabiduría del hombre las hace buenas, sino porque su bondad las hace sabias. Y es debido a este control que cada individuo puede tener sobre sí mismo, que con frecuencia vemos personas tener una influencia sobre otras personas que va más allá de sus dotes intelectuales. Es como si actuara un extraño poder o fuerza que influye secretamente, por mera presencia. Y si alguien preguntara, podríamos afirmar que este es el don del auténtico líder, cuyas ideas y cuyos objetivos se perciben con tal pureza y nobleza que actúan en los demás sin tener que forzar o convencer a alguien de algo.
Si bien la reputación de una persona crece lentamente, sus verdaderas cualidades no pueden ser totalmente escondidas. Podrán ser malinterpretadas por algunos, podrán tener infortunios económicos y la adversidad podrá hacerlos presa, pero con paciencia y perseverancia, transmiten el respeto y la confianza que se merecen.
La bondad se forma bajo muchas y variadas circunstancias, las cuales están bajo el control de la persona. No pasa un día sin auto disciplina, y en cada detalle siente y ve la oportunidad de contribuir en la educación de su temperamento, de sus hábitos, de su entendimiento, influyendo así en los actos de su vida futura.
Las leyes mecánicas de la acción y la reacción aplican en las buenas obras, las cuales actúan y reaccionan en las personas. Las buenas obras que realizamos nos traen cosas buenas. Las malas obras también nos producen maldad.
escrito por Jose Luis Navarrete Gutierrez
MEXICO