La persona autodestructiva, satisface su necesidad de castigo y siente placer en el dolor, la desilusión y el fracaso, porque cree que se lo merece.
Este modo de ser, cuya raíz es depresiva, se afianza según sea el entorno, porque sus bases son tanto psicológicas como culturales.
No obstante, esta forma permanente de boicotearse a si mismo, que impide ser feliz, se puede revertir con psicoterapia.
Todos alguna vez pensamos que las cosas también pueden salirnos mal; y hasta esa circunstancia puede hacernos sentir más cómodos, ya que puede representar la obligación de hacer cambios o a enfrentar cosas nuevas; pero esa actitud no se transforma en una regla en la vida.
Pero existen personas que si lo hacen y siempre se programan para el fracaso, como si le temieran al éxito.
Este tipo de comportamiento es difícil de comprender y también de cambiar, porque es parte de una filosofía de la vida y modificar esa forma de ser implica también cambiar de manera de pensar.
Aunque el masoquista goza con la pena, también se queja y se lamenta de su mala suerte, sin darse cuenta que siempre elige la opción que lo va a perjudicar, como asumir riesgos innecesarios o creándose dificultades, convencido de que los resultados son productos del azar y que su conducta no es la que interfiere en su felicidad.
En Argentina, particularmente, la herencia cultural condiciona para pensar en negativo, tener baja autoestima y vocación para el fracaso. El éxito no se perdona, porque son muchos los que no son capaces de atreverse a buscar el éxito propio, los que no creen merecer reconocimiento ni ser felices y los que apuestan al fracaso y al sufrimiento; aceptando y difundiendo más lo malo que lo bueno.
Es sabido que el hombre puede soportar mejor las tragedias que la felicidad, tal vez porque piensa que el dolor alguna vez se termina y se aliviará y una circunstancia presente feliz se puede convertir en dolorosa.
El problema es la no aceptación de los opuestos, pensar en términos de blanco y negro y no poder visualizar los grises.
Todos tienen que enfrentar experiencias de fracaso, sin embargo no todos se convierten en eternos pesimistas eligiendo siempre la peor opción. Algunos capitalizan sus fracasos para poder acceder al éxito.
Sucede con los afectos. Algunos hombres creen no tener suerte con las mujeres y hay mujeres que están convencidas de no tener suerte con los hombres.
Pero ¿qué clase de hombres y mujeres buscan?, porque generalmente se enamoran del mismo tipo de personas y vuelven a fracasar rotundamente.
El hombre tiene una doble tendencia; el instinto de conservación y el de destrucción; está en cada uno de nosotros aceptar los opuestos y elegir las mejores opciones para ser capaces de ser felices.
A veces, la elección que más conviene para crecer, obliga a asumir responsabilidades y riesgos y eso hace que sea descartada, porque una vida dependiente y sacrificada puede resultar más cómoda, aunque sólo produzca frustración y sufrimiento.
Podrán llegar a creer que siendo dependientes se sentirán más seguros y queridos, pero tendrán que renunciar al respeto y a si mismos.
En ese caso, tendrán razón al pensar que la vida es sólo sufrimiento.
Fuente: “La salud emocional”, Lic. Alicia López Blanco; The New York Time, Richard Friedman; LNR, Eduardo Chaktoura.