El temor al fracaso es una respuesta condicionada que se aprende en la infancia. todo el mundo tiene una cierta cantidad de este temor. Te hace ser prudente, lo cual con moderación es una buena cosa. Pero cuando el temor al fracaso se lleva demasiado lejos, puede llegar a ser serio obstáculo para el éxito y el bienestar.
Todo el mundo experimenta alguna clase de temor. La persona valiente no es una persona que no siente miedo, sino la persona que actúa a pesar de su miedo. Cuando haces frente a tus temores y les sales al paso, estos disminuyen y se hacen más pequeños. Pero cuando rehuyes a la persona o situación causante de tu temor, éste crece hasta el punto que puede llegar a dominar por completo tu vida.
Hazte esta afirmación con energía y convicción. ¡Puedo hacerlo!, ¡puedo hacerlo!, ¡puedo hacerlo!, ¡puedo hacerlo!. Esta afirmación cortocircuita y anula el sentimiento de: ¡No puedo!, ¡no puedo!, ¡no puedo!
Luego haz la cosa que temes, enfréntate a tu temor. Sal a su paso. Considera tu temor específico como un desafío y, en vez de retroceder ante él o evitarlo dale la cara.
Decide exactamente lo que quieres y luego actúa como si fuese imposible
fallar.
• Actúa como si el temor no existiese. Finge que no tienes temor.
• Pregunta siempre cuál es la peor cosa que puede ocurrirte si sigues adelante y cuál es la mejor cosa que podría ocurrirte si tienes éxito.
Muchas veces comprobarás que la peor cosa que podría sucederte es muy pequeña, mientras que la mejor cosa que podría sucederte es bastante significativa.
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