Introducción:
“La Gran Invocación pertenece a la Humanidad toda
y se dirige directamente a la Mente y Corazón del Uno,
en Quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro Ser”
La interpretación de esta frase permite afirmar que este Uno es nuestro Logos Planetario, quien según enseña la tradición esotérica desde hace miles de años se encuentra atravesando la crisis que lo conducirá a cierta Iniciación Cósmica. Este evento requiere ciertos reajustes dentro de Su cuerpo de manifestación y más específicamente en Su 3º Centro, denominado también Laríngeo, es decir la Humanidad. En respuesta a esta necesidad es que ha sido dada La Gran Invocación, para que llegue a este Centro una mayor cantidad de Luz, Amor y Poder.
Segunda Estrofa: Júpiter y el camino del Amor.
“Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,”
Ese punto lo hallamos en Virgo, la Constelación que distribuye el Rayo del Amor en el sistema. Este signo tiene a Júpiter (planeta del 2º rayo) en su nivel jerárquico, siendo entonces la expresión más elevada del Amor dentro de nuestro sistema solar.
“Que afluya amor a los corazones de los hombres;”
“Afluya” cobra aquí una interesante relevancia, porque el Amor desciende al nivel esotérico y Júpiter es regente de tal dimensión en Acuario. El Amor afluye como “el agua vertida para los hombres sedientos”, según la nota clave del signo.
“Que Cristo retorne a la Tierra.”
Aquí Júpiter es regente de dos signos, Sagitario y Piscis. Ambas interpretaciones pueden ser correctas, si tenemos en cuenta que Cristo vendrá como Salvador (Piscis) para algunos y como Guía espiritual que indica y Es el Sendero (Sagitario) para otros.
El triángulo en este caso sería así:
Amor: Virgo
Júpiter en Virgo (jerárquico) – Júpiter en Acuario (esotérico) – Júpiter en Sagitario y Piscis (exotérico)