Los cinco primeros signos del zodiaco representan la conformación y consolidación del yo personal y de nuestro sentimiento de identidad, sin tener en cuenta la inserción comprometida de la misma en la sociedad, que empieza en Virgo. Hasta Leo, el Ser se deshace de la indiferenciación inicial de Piscis a través de Aries y va tomando forma como entidad aparte y propia. El viaje de la persona a través de estas etapas viene simbolizado por Saturno, que tarda 29 años en dar una vuelta completa al zodiaco. El tránsito de Saturno por los signos indica qué área vital, qué etapa evolutiva del Ser debe asimilarse por la conciencia para proseguir su camino como individuo, como ser social y como ser inmortal y perteneciente a un todo más vasto que él mismo, del que forma parte.
ARIES: representa el momento inicial, el desprendimiento del cordón umbilical de Piscis que anula toda individualidad, y se lanza a conseguir lo que quiere impulsado por su propio ímpetu, sin considerar lo que o los que pueda llevarse por delante, porque cuando Aries arriba al mundo, está solo, no hay nadie más, porque es el primero.
TAURO: representa el encuentro con lo material, con los recursos que el impulso ariano necesita para autorrealizarse. Es la etapa de la nutrición fisiológica, del cuidado del propio cuerpo, de la capacidad de autocomplacerse, básica para complacer a los demás, de manejar los bienes y apreciarlos como cimiento del desarrollo personal.
GÉMINIS: representa el primer encuentro con los demás y la toma de conciencia de que el individuo no está solo en el mundo. Es la etapa de exploración del entorno y de la búsqueda de relaciones entre las cosas. También representa nuestra manera de conectarnos con los demás y el primer paso en el compartir las ganancias y bienes de la fase taurina.
CÁNCER: representa la primera fusión emocional con la vida, a través de la familia. Es la etapa de nutrición emocional, de cómo hemos sido alimentados y cómo podemos alimentar afectivamente. Nos da el sentimiento de pertenencia que nos alivia de la pérdida del paraíso perdido de Piscis, el primer anclaje emocional en la vida. Es también la educación sentimental que apaga el impulso independentista de Aries y nos prepara para relacionarnos afectiva y empáticamente con los demás.
LEO: representa el primer contacto con los demás a través del romance. Es la etapa adolescente y de la primera juventud que vive la experiencia desde su capacidad emocional y de manejo de sus recursos y de su propia autoestima. Es la primera prueba de fuego de cómo nos desenvolvemos con los demás y de lo que hemos aprendido en la etapa geminiana, así como la concreción creativa del propio yo. Esta etapa es la fase final de la consolidación de la identidad y supone el descubrimiento de qué es lo que nos hace sentir bien, que, en realidad, es aquello para lo que debiéramos servir, servicio que comenzará en Virgo.