Por: Dr. Ezequiel López Peralta
Cuando conoces a alguien, y sin darte cuenta, vas a transitar diferentes etapas o pasos en la medida en que la relación avance. Quizás no te interesa demasiado la teoría, sino simplemente vivir la seducción… pero si deseas desarrollar tus habilidades para seducir, el hecho de conocer cuáles son esas etapas puede ser un buen camino para encontrar tus limitaciones y potenciales.
Según la célebre antropóloga norteamericana Helen Fischer, el cortejo consta de cinco fases o etapas que se han encontrado en diferentes culturas estudiadas:
Etapa de “Llamar la atención”. Hombres y mujeres utilizamos técnicas y recursos para llamar la atención en ciertos ambientes o situaciones, por ejemplo un bar –el ambiente típico, pero no el único-. Mediante la postura corporal, los movimientos, los gestos, la ubicación en el lugar, la vestimenta, las formas de interacción, se hace evidente nuestra disponibilidad para iniciar un proceso de seducción y por lo tanto intentamos mostrar que somos personas valiosas. Esta fase tiene la importancia de dejar una buena imagen en alguien y a partir de allí generar el interés por un acercamiento o una mayor receptividad al mismo.
Etapa de “Reconocimiento”. Por algún motivo nos interesa una persona en particular entre tantas que observamos. Nuestra mente centra su atención en él o ella de manera automática. Entonces agudizamos nuestros recursos para llamar su atención y generarle curiosidad por conocernos. La mirada ocupa un lugar preponderante en esta etapa. Con la mirada mostramos interés por acercarnos y corroboramos el existente del otro lado. La sonrisa es otra aliada que acompaña a la mirada y dice mucho acerca de las personas y de sus intenciones.
Etapa de la “Charla de enamorados”. Una vez producido el acercamiento, comienza el diálogo concretado por medio de un lenguaje particular. Acá importa no tanto el contenido, sino principalmente la manera en que se lo transmite. Se sabe que el lenguaje corporal (aquél que involucra tono de voz, gestos faciales, posturas corporales, comportamientos en general y uso del contexto), es quizás más relevante que el lenguaje verbal mismo.
Etapa del “Contacto físico”. Emitimos “señales de intención” que son mensajes corporales (roces “casuales”, acercamiento gradual, posturas sensuales) a través de los cuales evaluamos el interés mutuo y la posibilidad de seguir avanzando hacia instancias de mayor intimidad. El acercamiento es gradual y progresa en la medida en que las señales son favorables y coincidentes. En este camino, el beso en los labios constituye (al menos en nuestra cultura) un antes y un después que confirma o descarta el interés erótico que se venía insinuando previamente en ambas partes.
Etapa de la “Sincronía corporal”. Los enamorados se sienten a gusto, en sintonía y se mueven sincronizadamente al mismo ritmo. Adoptan posturas corporales y movimientos “en espejo”, hechos que son absolutamente inconscientes y constituyen la esencia de la denominada “danza del cortejo”.
Ahora te toca el turno a ti: ¿en qué etapa te sientes con más seguridad? ¿En cuál con dificultades? ¿Qué ajustarías de tu imagen y de tu comportamiento social para incrementar tu “capital sensual”? Espero que disfrutes de tu aprendizaje.