Siempre es un buen momento para enfocarnos en uno de los pilares internos que puede ser la clave para la estabilidad tan deseada: la paz
Muchos de los problemas a los que aún no les encontramos solución radican en la falta de paz interior. Perdemos tiempo y energía embarcados en luchas estériles. En conflictos a repetición que sabemos que sólo nos provocarán desgaste y zozobra. En revivir situaciones heredadas o que ya han quedado sepultadas en el pasado, aunque intentemos traerlas al presente.
La paz nos brinda claridad, seguridad, el norte que precisamos para saber bien qué hacer (e igual de importante, qué no hacer) para transitar un camino tranquilo.
Concéntrate durante solo un día en esta palabra. Observa qué te produce el solo pensar en ella. Si crees que puede transformarse en una realidad o la sientes lejana.
¿En qué área de tu vida desearías que haya paz?
¿Qué puedes hacer, conscientemente, para ir teniendo gradualmente una sensación interna de mayor paz, aunque las otras personas involucradas no te acompañen en tu búsqueda?
¿Hay alguien que se interpone entre tú y esa tranquilidad y plenitud emocional tan deseadas? ¿Por qué le das el poder para que lo haga? Sin tu venia y tu enganche con la situación, nadie podría sacarte de tu eje.
Si logras hallar paz interior, lo externo se irá modificando de manera acorde. ¿No crees que vale la pena intentarlo?