Generalmente asociamos el duelo a la pérdida de un ser querido, y, efectivamente sería el más reconocible de los duelos, pero el ser humano y el inconsciente es capaz de reconocer muchas otras posibilidades como una pérdida que debe superar.
Se puede presentar un duelo bloqueado por una mascota, una joya u objeto, un divorcio, un hogar, una capacidad, un trabajo, una relación, un sueño anhelado, un proyecto, y prácticamente cualquier cosa o situación susceptible de generar esa emoción. De este modo es importante en muchos casos delimitar el alcance real, muchas veces inconsciente, de este fenómeno ya que puede producir que la persona no mejore o avance en el tratamiento de sus dolencias.
Otro punto importante es el del tiempo que se necesita para superar su duelo. Sabemos que los libros hablan de una serie de etapas, negación, ira, compromiso y aceptación entre otras, aunque en muchos casos la aceptación se transforma en un tipo de resignación. Si bien esto es ciertamente lo que ha pasado a la mayoría de la gente en el pasado, tiene muy poco que ver con lo que es posible. El duelo es manejado de maneras muy distintas según la persona e incluso según las culturas, encontrando algunas que dan por “recuperada” a la persona tras tres días de celebración, o otras en las que se debe llorar la pérdida durante el resto de la vida de los “supervivientes”. El caso es que no hay un tiempo determinado y que se puede llegar a superar incluso en un corto periodo con el acompañamiento adecuado, incluso hay personas que lo superan de un día para otro.
No quiero que se malinterprete lo que estoy diciendo, no me refiero a que la persona se olvide del motivo de su duelo, sino que transforme esa angustia, pena y vacio en un tremendo alivio y reconexión con la persona perdida (o el motivo que sea), y con el valor de esa relación.
Es posible incluso trabajar con pérdidas que todavía no se han producido pero sabemos que ocurrirán, ya sea un familiar enfermo o que debe irse lejos, o un divorcio por ejemplo, para eliminar la tristeza convirtiéndonos en muchos casos en un mejor acompañante de esas personas, que ciertamente ya tienen bastantes cosas en que pensar como para consolar encima al familiar que se ve superado por la emoción.
Son importantes los trabajos a través de la PNL (programación neurolingüística) para lograr ese cambio y superar de un modo más íntegro esos momentos en los que no somos capaces de hacerlo por nosotros mismos. Estos acompañamientos pueden cambiar el resentir de la persona respecto a su conflicto proporcionándole un estado de ánimo más beneficioso para ella.