Todo está bañado e impregnado por una energía esencial que es la base de la realidad última. Esta energía esencial nos interrelaciona (a todo y a todos) a modo de matriz holoimbricada. Lo que sucede en cualquier parte de esta matriz (Holoverso) y en cualquiera de sus niveles sucede sincrónicamente (sin espacio ni tiempo mediante) en la totalidad de la matriz.
- Aquellas ‘entidades’ que han estado en algún momento de su existencia eterna conectadas físicamente, siguen estándolo una vez separadas. Y lo siguen estando eternamente. A este fenómeno se le denomina en física cuántica entrelazamiento.
- Los seres humanos disponemos de abundantes estructuras que resuenan con la in-formación transmitida por la matriz holoimbricada. Por este fenómeno de bio-resonancia, cualquier suceso acontecido en la matriz holoimbricada puede afectarnos, como cualquier cambio acontecido en nosotros modifica la realidad de la matriz holoimbricada.
- No somos nuestros pensamientos, nuestras emociones ni nuestras creencias. Tampoco somos nuestro cuerpo. No en vano, solemos decir “yo pienso”, “yo siento” o “yo creo”, y nos referimos a nuestro cuerpo no como “yo” o “nosotros”, sino como “mi cuerpo” o “nuestro cuerpo”. Eso quiere decir que intuitivamente diferenciamos perfectamente entre lo que somos y lo que pensamos, sentimos o creemos y entre lo que somos y nuestro cuerpo. Es la sabiduría interior que todos tenemos. Como nos transmite Deepak Chopra, en nuestro interior hay un reino de potencial puro, un campo infinito de posibilidades. Esta parte de nosotros sen entreteje con todo lo que existe y existirá.
- Nuestros pensamientos, emociones y creencias, que no son sino patrones de onda (vibraciones), tienen la capacidad de modificar funcional y estructuralmente nuestro cuerpo material y nuestros cuerpos sutiles.
Por ello, nuestros pensamientos, emociones y creencias nos pueden enfermar o sanar, como pueden modificar la matriz holoimbricada, es decir, la realidad última.
“Ningún pensamiento está en realidad completamente aislado. El verdadero espacio está en el interior. Lo que pasa en el espíritu repercute en el universo entero.”
“El obstáculo es el reflejo de tus propias vacilaciones, de tus confusiones. Utiliza el obstáculo para alumbrarte. La prueba cotidiana es cada vez una luz para el alma (...) Tú mismo eres tu propio adversario, la causa continua de tus fracasos. Hay en ti un mundo oscuro que no conoces. Afróntalo con las armas de la luz.”
- Nuestros obstáculos son el reflejo de nuestras carencias, como lo que de los demás no nos gusta es reflejo de nuestra sombra.
- Cuando iluminamos algo nos deja de hacer sufrir. La luz es la fuente principal de sanación. Por el mero hecho de traer a la conciencia un pensamiento, emoción o creencia que nos hace sufrir podemos resolverlo definitivamente. En este iluminar nos pueden ayudar los demás o podemos conseguirlo mediante la meditación. A veces, la intensidad del sufrimiento es tal que necesitamos de herramientas especiales o de la ayuda de determinadas personas para su superación, pero la mayoría de las veces, con el mero hecho de iluminar un conflicto (traerlo a la luz de la conciencia) lo empezamos a resolver. Para iluminar nuestros verdaderos conflictos, es necesario previamente liberarnos del miedo.
Deepak Chopra propone un ejemplo clarificador que presento modificado ligeramente: Imaginen que están en un cuarto completamente a oscuras con una linterna en la mano. Encienden la linterna y observan un precioso cuadro. Se detienen a pensar y concluyen que se trata de la habitación de una persona con el dinero suficiente para tener esa obra de arte colgada. Imaginan que también habrá una espaciosa cama, lujosos muebles decimonónicos... De pronto encienden la luz y ven que están en un museo rodeados de decenas de otras grandes obras de arte.
Eso es lo que sucede en la realidad. A medida que nos iluminamos, a medida que elevamos nuestro nivel de conciencia, numerosas maravillas que antes nos permanecían ocultas se nos van haciendo evidentes. Van pasando de la limitación de ver la realidad exclusivamente con los ojos del rostro (preparados evolutivamente para percibir la materia y algunas formas de energía densa) a la ilimitada capacidad de percibirla con los ojos del alma(preparados para percibir la realidad sutil, en la que estamos todos interconectados.
Podemos no ser conscientes de la existencia de este macrosistema (la Gran Conciencia), pero existe. Tomar conciencia plena de él nos modificará en esencia nuestra manera de entender la vida. Pasaremos del entendimiento (racional) a la com-prensión (espiritual). Hasta los sucesos aparentemente más insignificantes tienen su significado. Todo lo que existe en la naturaleza está provisto de alma. Ser consciente de ello y del espíritu que a ellos nos une nos llevará a respetarlos profundamente.
Esto es vivir desde el alma. Cuando así vivimos, desaparecen el temor y la inseguridad. Sin miedo somos libres.
Gustavo de Teresa Romero (M.E.D.) – Medicina Holística e Integrativa