Hay días que te gustaría que duraran eternamente, mientras que otros no dejas de preguntarte una y otra vez quién te mandaría levantarte de la cama. Aunque no podemos controlarlo todo,
hacer que un día sea bueno o sea malo también está en nuestra mano y depende mucho de cómo lo comencemos y de la actitud con la que lo enfrentemos. Lograrlo no siempre es sencillo, sobre todo si estamos atravesando una mala época, pero siguiendo determinadas
pautas podemos hacer que sea, cuando menos, un buen día.
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Dedícate tiempo al despertar. Cuando abrimos los ojos se nos viene encima todo lo que tenemos que hacer, los problemas que debemos resolver y todos los asuntos que tenemos pendientes. Detén ese aluvión de pensamientos y respira mientras estiras los brazos y las piernas lo más posible, para activar el cuerpo. Resérvate
veinte minutos o media horapara desayunar, ducharte y prepararte para salir y cuando te vistas elige ropa que te haga verte bien y que te guste, lo que te ayudará a mejorar tu estado de ánimo.
Aunque todo esto pueda suponer que duermas algunos minutos menos, te hará comenzar con mucho mejor humor que levantarte de un salto de la cama, tomarte un café corriendo y salir a toda velocidad.
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Orienta tu mente hacia lo positivo. Puedes realizar afirmaciones positivas delante del espejo y si sientes ansiedad o angustia, no les prestes atención y continúa preparando las cosas de la mañana como si no las sintieras. De ese modo, evitando la autoatención, puedes evitar que se conviertan en un obstáculo.
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Reconoce tus puntos fuertes: Mientras sales a la calle, repítete cuáles son tus cualidades y capacidades, para ser consciente de ellas, activarlas y ponerlas en funcionamiento ante el nuevo día. Esto aumentará tu autoestima y tu seguridad en ti mismo y, por ello, tu positividad. ,
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