A lo largo de la vida se presentan situaciones que nos molestan y enojan, y en algunos casos, el daño es tan grande, que las secuelas quedan en forma de odio y rencor.
Sin embargo, estos sentimientos, lejos de afectar a quienes los provocan, sólo te hacen más daño a ti mismo, ya que acaban con tu tranquilidad y te conducen a la amargura.
Por difícil que a veces parezca, es importante que te deshagas de esas emociones para que puedas recuperar tu paz interior y seguir adelante con tu vida, sin lastres que te detengan. Aquí tienes cuatro pasos que te ayudarán a dejar atrás el odio y el rencor.
Desahógate
Dedica un tiempo para dejar salir los sentimientos y emociones que llevas dentro. Si quieres llorar, gritar, golpear tu almohada, hazlo, deja que el enojo y la rabia fluyan y salgan. Si te gusta hacer ejercicio, practicarlo es una excelente forma de liberar esa energía.
Otra opción es escribir todo lo que piensas y sientes respecto a la situación que te condujo a ese estado anímico. Este es un ejercicio terapéutico muy liberador. Además, muchas veces, cuando escribes y lees tus propias palabras, al final te das cuenta de que quizás no era para tanto.
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Habla con la persona que te ofendió
Cuando tu mente esté más despejada y tus ánimos más tranquilos, una opción es hablar con la persona que te hizo sentir mal. En caso de que el problema haya sido muy grave, o de que prefieras no tener más contacto con ella, lo que puedes hacer es aplicar la técnica de la silla vacía.
Para realizar esta práctica, sólo tienes que colocar una silla frente a ti, e imaginar que ahí se encuentra la persona que te afectó. Entonces debes decir todo lo que piensas y sientes al respecto, lo cual se convertirá en un momento catártico que te hará sentir mucho mejor cuando hayas terminado.
Deja el pasado atrás
Una vez que logras desahogarte con cualquiera de los métodos mencionados, lo que sigue es dejar lo ocurrido en el pasado. Ahora, enfócate en el momento presente y visualiza el futuro.
Evita estar pensando constantemente en lo que te molestó, porque si lo haces, es probable que la ira vuelva a apoderarse de ti, y con ella, los sentimientos de odio y rencor podrían regresar. Así que, da la vuelta a la página y sigue tu camino.
Acepta lo sucedido y aprende de ello
La aceptación no se refiere a que estés de acuerdo en lo que sucedió, ni a que debes permitir que te traten mal. Se trata de reconocer que hay cosas y situaciones que no está en tus manos cambiar, que las personas no siempre van a actuar como tú, o como te gustaría que lo hicieran, y que si ya pasó, es imposible volver el tiempo atrás para hacerlo diferente.
En este sentido, debes desprenderte del rencor, el odio, el enojo y cualquier otro sentimiento negativo que lo ocurrido haya hecho crecer en ti, para en su lugar dar paso al aprendizaje que puedas obtener de ello.
Así, en el futuro tendrás las armas necesarias para no volver a involucrarte en ese tipo de situaciones o con esa clase de personas que te hicieron pasar un mal rato