Hay un chiste que dice que entra un hombre en el médico y dice: “Doctor, me duele aquí, y aquí, y aquí, y aquí…” A lo que el médico responde: “Usted lo que tiene es el dedo roto”. Y cuántas veces nos ocurre eso en el día a día, que ponemos la atención en las cosas de fuera, en personas o en circunstancias que no nos gustan, y olvidamos que en realidad lo que determina cómo vivimos las cosas que nos suceden es nuestro dedo apuntándolas, es decir, nuestra forma de mirar, de interpretar, de aprovechar o no lo que la vida pone delante de nosotros a cada paso.
Nuestra mente es poderosa. A menudo suele decirse que la propia mente es nuestro peor enemigo. Pero yo quería hacer hincapié en la otra cara de la moneda: la buena noticia es que nuestra mente también es nuestra mejor amiga, la gran aliada que puede facilitarnos la vida: la mente es capaz de disminuir nuestro sufrimiento innecesario, aumentar nuestra capacidad de gozar de un instante, conectarnos con todos los sentidos a una experiencia, hacernos superar barreras y hasta abrir nuevos horizontes. Nuestra mente puede hacer de un día rutinario un poema hermoso, o de una circunstancia dolorosa una fuente rica de aprendizaje. Tenemos una aliada dentro de cada uno que posibilita que elijamos de forma profunda qué queremos hacer con nuestras circunstancias, y no me refiero con ello a que con la mente vayamos a controlarlas, sino que podemos transformarlas y transformarnos con ellas.
“¿Qué es, en realidad, el hombre? Es el ser que siempre decide lo que es. Es el ser que ha inventado las cámaras de gas, y es también el que ha entrado en ellas con paso firme musitando una oración” V. Frankl, El hombre en busca de sentido
Creo que a menudo se ha interpretado de una manera peligrosa el poder de la mente, creyendo que éste reside en su capacidad de ser la “gran dictadora”; la que controle y manipule la vida a nuestro antojo: los sentimientos de los demás, los rumbos de las circunstancias… La ley de la atracción que se explica en el libro El Secreto (ver aquí) o tantos otros mensajes de pensamiento positivo pretenden ayudar a recordar el poder de nuestra mente para transformar las experiencias que tenemos con nuestra actitud, pero hay personas que han entendido este mensaje como si se tratase de un arma que cumple los deseos caprichosos de cualquiera que la utilice. Y el problema es que cuando pensamos eso, nos apegamos a un resultado esperado, y creamos expectativas, lo cual no parece un problema si se cumplen (aparentemente), pero en cuanto esto no sucede (que siempre pasa, porque no somos dioses), entonces llega la frustración, el desencanto… y esa misma fuerza y energía con la que uno había luchado por aquello en que creía, le empuja entonces hacia la sima donde se desmorona en una sensación de incertidumbre y desconfianza profundas.
No es la falta de control lo que nos daña, sino la creencia de que necesitamos el control, y aún más: la creencia de que podemos alcanzarlo plenamente
¿Cómo aprovechar al máximo el poder de la mente?
Te animo a seguir estos pasos, a ver si te ayudan: (se basan en una de las metodologías que se utilizan en Mindfulness)
PASO 1. Toma consciencia de las cosas que te afectan a día de hoy, las que te estresan, te ilusionan, te motivan, te desmotivan…
Escríbelas en un papel, tomándote tu tiempo para que salgan algunas ideas que de entrada no se te ocurrirían y que quizá te hagan descubrir algo de lo que no eras consciente
PASO 2. Haz un círculo en un folio, y dibuja dentro otro más pequeño, como en la foto que verás a continuación.
PASO 3. Escribe en el círculo pequeño “CÍRCULO DE CONTROL” y en la zona de en medio “ÁREA DE NO-CONTROL”. Y ahora, de la lista de palabras escritas en el Paso 1, escribe cada una dentro del círculo que corresponda, según sean aspectos de tu vida que esté en tu mano controlar o solucionar, y aquéllos que aunque te preocupen no dependen de ti. Hay casos que pueden ser confusos, por ejemplo, si uno tiene algo que le preocupa como puede ser las notas de su hijo, puede matizar: no está en su mano que saque buenas notas, pero sí está en su mano ayudarle a estudiar cada día, establecer unos hábitos familiares, regalarle libros que le motiven a aprender, acompañarle cada día preguntándole por sus tareas, etc.
PASO 4. Toma la decisión de centrar tus energías y poner atención en lo que sí puedes controlar, y verás cómo tu estrés se reduce, tu eficacia aumenta y sacas el mejor potencial de tu mente.
A MODO DE CONCLUSIÓN: Muchas veces no podemos controlar el resultado de algo, pero podemos hacer algo por ello. Y el poder de nuestra mente reside ahí: será nuestra aliada cuando dedique todas sus fuerzas a mejorar lo que está en su mano, y aprenda a aceptar lo que no puede cambiar, controlar, prever o hacer a su gusto.
Fuente:
http://filocoaching.com/tu-mente-puede-ser-tu-mayor-aliada/