Hace poco me preguntaron cómo hacer para mantener la calma en medio de la tormenta, es decir, cuál es la fórmula para no perder la serenidad y la confianza cuando, aparentemente, la vida parece darnos la espalda.
La fórmula es… no dejarnos atrapar por las cosas que nos pasan. Comprender que son sólo “situaciones de vida” y no nosotros. Desindentificarnos.
Cuando todo marcha bien en nuestras vidas, perfecto. Nuestro pequeño Yo se siente satisfecho. Todo está controlado, no hay peligro, no hay enemigos contra los que luchar. Pero en cuanto el Yo se siente amenazado, salta la alarma, desencadenándose todo un mecanismo de supervivencia. La mente reactiva toma el mando. Reaccionamos, y en nuestras reacciones vemos cómo asoman los viejos patrones de pensamiento, los miedos y las creencias limitantes que hemos forjado a través de los años. Pero eso, tampoco somos nosotros.
Más allá de ese Yo de supervivencia que hemos ido construyendo de forma inconsciente, se halla nuestra verdadera esencia, siempre dispuesta a echarnos una mano en cuanto le hagamos sitio dentro de esa mente tan pre-ocupada. Al conectar con esa esencia vamos a experimentar la serenidad y la confianza que necesitamos para afrontar nuestras experiencias vitales.
Actuar desde nuestra esencia significa salirse del juego y observar, procurando la mayor objetividad posible. Significa, igualmente, no emitir juicios porque a lo mejor, eso que estamos percibiendo como un cambio terrible resulta que es una grandísima oportunidad. Significa, finalmente, no ofrecer resistencia y entregarnos a la propia fuerza de la vida que con sabiduría nos coloca ante las situaciones que precisamos para avanzar en nuestro camino.
Cuando conectas con esa fuerza interior, la experiencia es determinante para que muchas cosas cambien:
■En primer lugar, vamos a observar como nuestra mente que, anteriormente, nos boicoteaba, ahora, se convierte en nuestra aliada. Se vuelve proactiva, positiva, fluye.
■Al disminuir la tensión, tenemos más capacidad y recursos para afrontar los retos de cada día.
■Y, por supuesto, al proyectar una energía positiva, vamos a sintonizar con energías igualmente positivas, con lo cual, el problema seguramente va a minimizarse e incluso hasta a desaparecer en poco tiempo.
Desidentificarse de las situaciones de vida no significa dejar de ser responsables. Siempre hemos de preguntarnos porqué nos suceden las cosas que nos pasan, qué mensajes hay detrás de todo ello y qué lecciones tenemos que aprender. Ese es el camino del autoconocimiento.
http://www.inspirulina.com/mente-proactiva-vs-mente-reactiva.html