Muchas de las antiguas leyendas concernientes a los ninjas, magos, brujas y dioses, se centran en cuentos sobre sus increíbles poderes místicos, que supuestamente proporcionaban a sus poseedores de amplias capacidades que trascendían y superaban las que habitualmente tenían las personas normales. Otras personas también empleaban cualidades misteriosas que los elevaban del plano puramente físico y numerosas historias sobre poderes internos (Ki, Chi) y fuerzas ocultas universales, han fascinado a personas de todas las épocas y lugares. Desgraciadamente, para muchos practicantes la búsqueda de esos poderes sobrenaturales supone la falta de aceptación de las limitaciones físicas de nuestro cuerpo.
Si hubiera algún tipo de "fuerza" que pudiera descender a nuestros cuerpos para hacernos invulnerables o superiores, entonces podríamos obtener el control de nuestro mundo sin esfuerzo y sin tener que realizar ninguna acción. Lógicamente, esto suena muy tentador y atractivo para muchos, y así, engañados por los “conocimientos secretos” de algunos Maestros, se creen dotados ya de fuerte superioridad mental, hasta que un simple puñetazo en el rostro de un vulgar ratero le lleva otra vez a la realidad, ya que ningún poder mental puede ir separado del aspecto físico.
Si verdaderamente hay algún tipo de “fuerza misteriosa” que pueda ser utilizada por el hombre o mujer común para aumentar sus poderes físicos, sus orígenes se centrarán indudablemente en las duras realidades de lo físico. Sólo estudiando profundamente el funcionamiento de nuestro cuerpo, sus energías y cómo se relacionan con otras personas, se podrá tener la esperanza de obtener las llaves para conseguir la llamada energía interna.
Por muy atractivos que sean los métodos aparentemente cósmicos, es imposible obtener el control mental, no digamos ya el espiritual, sin antes tomar honestamente conciencia de todos los aspectos de nuestro ser físico. Desgraciadamente, este es un aspecto demasiado olvidado por los instructores de las ciencias del poder mental, los cuales siguen unas rutinas de adiestramiento físico caducadas, estériles y demasiadas veces perjudiciales, como queriendo demostrar con ello su desprecio por la materia de la cual están envueltos.
Debe tenerse en cuenta que ciertamente hay un reino de poder que de alguna forma se encuentra accesible tras las técnicas físicas normales. Esta realidad a menudo es pasada por alto por una gran mayoría de las personas que se empeñan en conseguir año tras año mayor potencia y desarrollo en sus músculos, pese a las obvias advertencias que éstos y sus huesos les mandan, sobre todo a medida en que sus años pasan. El punto en que estoy haciendo énfasis, sin embargo, se refiere al hecho de que esta supuesta habilidad suprafísica no puede estudiarse como un sistema de entrenamiento en si, sin que previamente se hayan practicado el resto de las técnicas físicas normales. Así como no se puede trabajar en el quinto piso de un edificio sin antes construir los cimientos y los cuatro primeros pisos, tampoco se puede uno lanzar al estudio del poder espiritual o de fuerzas ocultas en los comienzos del aprendizaje, sin antes haber adquirido una experiencia en el entrenamiento físico normal.