Sabemos perfectamente qué cosas nos hacen felices. Algunas son muy pequeñas y cotidianas, como cuando te tomas cada mañana ese café tan bueno de la cafetería de tu barrio y te sabe a gloria. Otras son mucho más importantes y la sensación de plenitud va a durarte mucho más. Y lo sabes, y por eso no te das cuenta de que conseguir lo que quieres no siempre está en tu mano. Así que, más bien, te pones cabezón y solo consigues empeorar la situación. Piensa, sé crítico contigo mismo y fíjate si algunas de estas actitudes, no solo no te están haciendo más feliz, sino todo lo contrario.
1. “MÁS VALE MALO CONOCIDO…”, PRIMERA MENTIRA Seguro que te sabes de memoria el refrán más repetido por las abuelas, pero, aunque pueda tener su uso en ciertas ocasiones, en realidad se traduce en un claro y ultraconservador “no pruebes nada nuevo”. Lo desconocido genera incertidumbre, y combatirla y lanzarte a probar cosas nuevas -que no tienen por qué ser mejores ni peores- te dará una sensación de seguridad que te agrandará tu autoestima y te sentirás mucho más fuerte para afrontar cualquier cosa. Cuantas más veces te atrevas a arriesgarte, más aventuras y retos te propondrás a ti mismo. Igual te das la hostia del siglo, pero nunca te quedará la duda de saber qué hubiera podido pasar.
2.- NO, LA CULPA NO ES SIEMPRE DE LOS DEMÁS Cuando las cosas no salen como nos gustarían, solemos responsabilizar de ello a los demás. Partiendo de la base de que la palabra “culpa” es una de las más feas del diccionario, si tendemos a volcar siempre el error sobre el otro, estaremos siendo bastante injustos. Puede que no hayas dado la información suficiente, que no te hayas expresado bien o, en definitiva, que parte del problema esté en ti. Aceptarlo no deja de ser un ejercicio de responsabilidad.
Es mucho más constructivo aceptar tus propios errores. NO PASA NADA, porque vas a crecer mucho como persona. Además, convertirte en alguien tolerante con el error del otro suele ser una actitud que, normalmente, solo conlleva ventajas.
3.- DEJA DE CUIDAR SOLO LA PRIMERA IMPRESIÓN Vale, sí, es importante. Lo que transmites a primera vista puede conseguirte un trabajo o ese flechazo que será el amor de tu vida. De hecho, aunque sea muy cierto, pero no necesariamente es definitivo. Si te esmeras en cuidar sólo lo superficial, vas a perderte un montón de cosas mucho más genuinas, tanto de cada persona como de ti mismo. Quién sabe qué historia hay detrás de ese dependiente tan borde de la tienda de la esquina.
Realmente, a la gente le gustarás -o no- por el tipo de persona que seas. Si dejas de querer impresionar por lo que tienes y empiezas a preocuparte por ser mejor persona, comprobarás que eso también será lo que busques tú cuando conozcas a alguien nuevo.
4. MEJOR NO INTERRUMPAS Parece algo muy tonto -o, simplemente, maleducado-, pero no es así. Interrumpir mientras otra habla no es solamente signo de mala educación, es que, además, estás mandando un mensaje implícito: “no me interesa lo que estás diciendo porque es mucho más importante lo que digo yo”.
Casi en el 90% de las discusiones que mantenemos, el cerrarnos en banda de manera férrea y de forma cada vez más contundente, no nos lleva a convencer al otro, sino a lograr todo lo contrario. Polariza los puntos de vista e impide que se genere entendimiento.
Si no interrumpes mientras el otro te ofrece su punto de vista, quizá aprendas mucho más que centrándote en defender tu opinión a toda costa. Las personas que saben escuchar todas las opiniones son mucho más queridas.
5. STOP A LAS QUEJAS Es verdad que hay veces que las quejas son absolutamente inevitables, y podríamos decir que hasta sanas, pero tienen un gran componente adictivo. Cuando empieces y lo conviertas en un hábito, ya no podrás pararlo. Y resulta tan cansado para uno mismo – te hace tener la sensación de estar siempre enfadado – como molesto para los demás.
Haz un ejercicio rápido e intenta separar, mentalmente, a las personas de tu entorno en dos grupos: las que se quejan y las que no. Trata de estar en el bando de las personas que no se quejan. Es mucho mejor poner el foco en las cosas positivas de tu pareja, un amigo, tu trabajo, un viaje, o cualquier hobby que buscar las cosas negativas.
6. EL PASADO ES EL PASADO, DÉJALO YA No le des más vueltas. No recurras a lamentarte por lo que podrías haber hecho de otra forma o, simplemente, nunca hiciste. Recrearse en los recuerdos está bien para momentos puntuales, pero el pasado sobre todo sirve para enseñarnos a reforzar las cosas que queremos y sobre todo para aprender a no caer en los mismos errores.
Saber cerrar etapas es importante, especialmente si nos hace sufrir recurrir a ellas. Apuntado y cerrado, es hora de buscar soluciones.
7. DEJA DE PROCRASTINAR El lunes que viene, pasado mañana, el próximo mes… muchas veces nos ponemos metas a largo plazo para cambiar cosas que no nos gustan. Los hay que son incapaces de contabilizar la de veces que han “dejado” de fumar. Realmente, esas “falsas citas”, lejos de organizarnos el tiempo, lo que están haciendo es aplazar cosas que realmente podrías estar haciendo YA.
Que la pereza no te gane la partida. Plantéate por qué no has empezado todavía con eso que tanto te apetece. A lo mejor descubres que hay algo que te remueve por dentro o que, simple y llanamente, te estás haciendo el remolón.
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