Ya sea mordernos las uñas, dejar de fumar, ser más ordenados o pasar menos tiempo sentados delante de la televisión, todos tenemos hábitos que quisiéramos cambiar, y que de hecho hemos
intentado muchas veces eliminar pero sin conseguirlo, por lo que muchas veces nos hemos dado por vencidos, convencidos de que no tenemos suficiente fuerza de voluntad, constancia o capacidad para cambiarlos.
Sin embargo, la imposibilidad de cambiar un hábito no deriva tanto de tener o no fuerza de voluntad como del hecho de no
trazar un plan adecuado para logarlo, plan que nos ayudará a seguir los pasos necesarios para liberarnos de un hábito perjudicial para nosotros. Por ello, para cambiar un hábito debemos seguir los pasos siguientes:
–
Analizar el hábito que queremos cambiar: Debemos definir de forma concreta la conducta que queremos cambiar, decidiendo, sobre todo, si es algo que podemos cambiar nosotros o necesitamos ayuda profesional, como ocurriría en caso de una adicción al juego, al alcohol, etc.
– Determinar las
consecuencias negativas que para ti tiene el hábito en tu vida, ya sea en la salud, en lo económico, en tus relaciones familiares, etc. También es importante analizar la ganancia oculta que conlleva dicho hábito, es decir, la razón, muchas veces inconsciente, que nos lleva a mantenerlo, ya sea rebajar nuestro nivel de estrés, ayudarnos a la hora de relacionarnos con los demás, librarnos del sentimiento de soledad, culpa, angustia, etc.
– Analizar también las situaciones que ocasionan la
aparición del hábito e intenta evitarlas o mejorarlas.
– Una vez identificado esto, es importante que encontremos
otros modos de conseguir la ganancia oculta. Por ejemplo, si el mal hábito nos sirve para relajarnos, podemos cambiarlo por pasear, hacer un poco de ejercicio, etc., es decir, encontrar una conducta saludable que nos proporcione los mismos beneficios. De ese modo, te resultará mucho más sencillo dejar atrás el mal hábito.
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