¿Sabes resistir la tentación?
No es fácil saber postergar la gratificación, sabernos frenar, ser pacientes o poner voluntad. Fue el profesor Walter Mischel, un prestigioso psicólogo social, quien a finales de los años 60 y principios de los 70 llevó a cabo diferentes experimentos con niños en los que quería observar si había diferencias entre aquellos niños que no eran capaces de postergar el placer y aquellos que sí.
El experimento era muy simple: se ofrecía a los niños una apetitosa y blandita nube (marshmallow) y se le dejaba la golosina frente a sí, sentado y se le decía que si era capaz de resistir sin comérsela hasta el regreso del profesor, un cuarto de hora después, recibiría otra golosina exactamente igual. Luego, “si te la comes ahora, no tienes otra; pero si esperas unos minutos a solas con la golosina delante de ti y sin comértela, te ganarás otra”. El resultado: más de la mitad de los niños cayeron en la tentación y acabaron comiéndose el dulce en menos de tres minutos, un 15% la lamió, pellizco, tocó, y apenas el 30% superó la prueba.