“Es mejor no habituarse a mirar lo que declina, la puesta de sol, la caída de las hojas en otoño… Por supuesto, el sol poniente en el cielo, es un espectáculo magnífico: todos los colores se funden unos con otros, ¿cómo no sentir admiración? Y cuando las hojas caen de los árboles en otoño y son arrastradas por el viento, uno se llena de una agradable melancolía, se piensa en el paso del tiempo… ¿Por qué no?
Pero si verdaderamente queréis ser visitados por la fe y la esperanza, id más bien a mirar lo que nace, lo que se expansiona… Después de haber mirado la caída de las hojas en otoño, ¿prestáis atención a la eclosión de los nuevos brotes y de las nuevas flores en primavera? Es en este momento que la naturaleza os da algo precioso. Y si sentís la necesidad de bañaros en una atmósfera pura, vivificante, salid por la mañana, lo más pronto posible, para contemplar la salida del sol. “
Omraam Mikhaël Aïvanhov