Radiografía del PYBS (Perfecto Yerno en Busca de Suegra)
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Hondero 3.0 maestr@
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Tema: Radiografía del PYBS (Perfecto Yerno en Busca de Suegra) Lun Abr 07 2014, 21:04
Radiografía del PYBS (Perfecto Yerno en Busca de Suegra)
Muchas veces te habrás visto caminando por la calle solo en tu soledad, pensando en tus cosas de solo permanente y también en la cena de homenaje solitaria que te vas a dar esta noche. Tu vida parece estar más o menos en orden. En el trabajo te quieren porque eres cumplidor, organizado y puntual; tu abuela te quiere porque eres listo, guapo y llevas el pelo corto; tus padres te quieren porque hace mucho que no tienen que pagarte los recibos; tus amigos te quieren porque eres divertido y un buen reclamo para las chicas (repasar lo que dijimos de tu abuela), que no dudas en compartir con ellos; pero tú no te quieres, porque, aunque tu vida debería ser plena, es algo plana. Porque eres un solo.
Solo al levantarte porque fuiste a acostarte solo. Solosolosolosolosolo. Podrías muy bien haber compartido ambos momentos con Carol, la de administración (que valora tu organización y puntualidad), o con Nati Jr., la hija de Nati, la amiga de tu madre, que como eventual suegra valora la organización y puntualidad que le gusta a su hija, sumadas a tu altura y belleza caucásica incontestable que suelen publicitar tu madre y tu abuela. Ganas un buen dinero que no te importa compartir con quienes más lo necesitan (tus amigos freelance) y hasta practicas decentemente un par de deportes. ¿Cuál es tu problema pues? Una vez descartado el olor de pies (dóblate mucho, eres alto y desde arriba no podrás estar bien seguro de si eres tú o alguna humedad del parqué), desde GQ estamos bastante seguros de que el problema es tu herencia cultural, intenso, que eres muy intenso. Nos explicamos...
Existen varias comedias románticas totémicas que te han labrado una opinion distorsionada de lo que es el amor (los modernos lo llaman "HAMOR" cuando quieren decir "sexo"). Entre ellas ‘Love Actually’, ‘Notting Hill’, ‘Cuatro bodas y un funeral’ (en general, todo Richard Curtis). Si te fijas, ahí existe un patron y ese patron se llama Hugh Grant, un JASP noventero y algo pazguatillo, de precioso rizo capilar, encantador tartamudeo, cálido acento británico y ácido barra surrealista sentido del humor. Y siempre te gustó como modelo de conducta.
Tus padres, de pequeño, te catalogaron de muy sensible, dibujando unas comillas en el aire con dos dedos de cada mano, pero tú estabas seguro de que te gustaban las chicas, y eso que preferías quedarte en casa viendo las películas que acabo de citar en lugar de ir a emborracharte con tus amigos. Hasta ahí todo bien. Tenías 13 años y el despertar sexual, a algunos tarda en llegarles, pero un problema de proporciones isabelinas comenzó a agitar el cosmos cuando, escarbando en una abandonada estantería de videoclub encontraste una muy desconocida cinta de Ione Skye titulada ‘El novio de mis sueños’. A los tres cuartos del metraje, ella, que de repente se convirtió en tu actriz favorita, recitaba sobre la arena de la playa mordida por las olas durante un agradable atardecer en Seattle: “Hay demasiadas cosas mediocres en la vida para que el amor también se convierta en una de ellas”, y de repente creíste que ese hueco haiku ideado por un guionista soltero y borracho iba a ser el mantra que rigiera tu existencia porque algún absurdo productor de Hollywood decidió que aquella pornografía sentimental era publicable.
El caso, y aquí es cuando volvemos al primer párrafo y a tu paseo de solo de vuelta a tu casa de solo, es que todas las chicas te duran un par de semanas [porque tienen los labios demasiado finos (o demasiado turgentes), o las rodillas demasiado juntas (o demasiado torcidas), o las tetas demasiado pequeñas (o demasiado grandes), o los dientes separados (o montados), se parecen demasiado a tu madre (o demasiado poco) -si esto último es definitorio, míratelo en el psicólogo porque ningún artículo de GQ podrá arreglarte-], pese a que no te cuesta conseguirlas porque sueles vestir camisas de cuadros y cuando sonríes el cielo se ilumina igual que si cantaran rodeados de colibríes un millón de niños muy pequeños, con los ojos muy azules y vestidos con chalequito y pantalones cortos todos. Pero la conclusión final es que no te valen y eso hace que acabes por no valerles tú tampoco a ellas porque estás bien, pero qué coñazo.
Tenemos un mensaje para ti: 'Meh' ” Al principio no reparas en que el problema está en ti y por eso penas al constatar que otros más feos que tú parecen muy felices comiendo helado en la Puerta del Sol con otras más guapas que ellos y que perfectamente podrían valerte a ti, pero que, dada tu baja autoestima de solo, a estas altura de octubre, te parecen inalcanzables. Llevas cuatro años sin novia estable y eso no puede ser. Lo dicen tu madre, tu abuela, tus compañeros del trabajo, tus amigos de siempre y hasta tu portero al saludarte por la mañana: "No metes nada de bulla, Fulano. Qué pena, ¿no?". Pero, aunque el problema está en ti, concretamente en el compartimento de tu cerebro en el que rebota como un salvapantallas de Windows aquella condenada frase de ‘El novio de mis sueños’ que decía que el promedio no era para ti, no es culpa tuya.
Por favor, ahora túmbate en el diván y cuéntanos tu chica ideal. Y tú, que eres bueno y educado comienzas a largar sólo para darte cuenta de que todas las mujeres con las que fantaseas son "espontáneas a la hora de tramar planes inéditos y se muestran disponibles a la hora de llevarlos a la práctica", "se pintan marionetas en las manos, utilizan cerezas como pendientes, frambuesas como anillos, tiene un pez suicida que se llama Cachalote, les sube la presión cardiaca cuando las chequea su padre, revientan burbujas, vuelven epilépticos a los ciegos, manosean cereales en sus sacos, parte a cucharazos la crema catalana, rebotan piedras en el Canal de St. Martin que previamente ha ido recolectando en los bolsillos de su levita, a veces se suben a los tejados e intentan adivinar cuánta gente estará teniendo un orgasmo en París en ese preciso instante en vez de tener los suyos propios, tienen el puto pelo corto, teñido de muy negro y con las puntas para afuera como Las Virtudes" (aquí, más detalles). Te han durado poco, muy poco o nunca llegaste a conseguirlas porque en realidad confundías esa inaccesibilidad con un halo mágico que la convertía en tu alma gemela Manic Dream Pixie Girl. Meh.
Porque eres un monógamo sucesivo de libro, limpio de corazón, agradable y dispuesto a tratarla bien, un joven de provecho que no la caga demasiado en las citas importantes, ni con inversores ni con los padres de ella, un muchacho locuaz, no demasiado amante del fútbol, pero sí de los pequeños momentos compartidos en un picnic a la ribera del río. Eso no te hace necesariamente abro comillas con los dedos muy sensible cierro comillas, pero sí hermético a la hora de conectar con chicas reales, que son las que se embarcan en proyectos a largo plazo (matrimonios, hipotecas, Canal+) y las que en realidad querrías si no fueras un pusilánime superficial. Porque lo que te gustaría es que tuvieran la cara y locura de estas últimas y la estabilidad y compromiso de las locas que tu madre siempre te desrecomendó. Porque si vas a gastar una sola bala, quieres que sea con la chica adecuada, porque eres el Perfecto Yerno en Busca de Suegra (PYBS) y, coño, te lo mereces.
…solo que no puede ser. Porque a pesar de que Hugh Grant y Cary Grant y Tom Hanks y Orlando Bloom y Zach Braff y Ross Geller y Dawson Leery y Ted Mosby (perfectos yernos en busca de suegra de libro que legitimaban tu modus vivendi) conseguían llevarse el gato al agua, lo hacían justo antes de los títulos de crédito finales, momento a partir del cual comenzaban la pelea y la riña, que desembocaban en separación a los dos meses y caminos de vuelta a casa solos. Hemos llegado.
Si eso es lo que quieres, es superfácil de conseguir.