Meditad sobre la palabra «armonía», concentraos en ella, alimentaos de ella para que este pensamiento de la armonía impregne, poco a poco, todas vuestras células. Gracias a la armonía atraemos a los espíritus luminosos del mundo invisible y se convierten en nuestros amigos, no nos abandonan. Porque los espíritus luminosos son tenaces, tan tenaces como los espíritus tenebrosos de los que es tan difícil, a menudo, liberarse. ¿Por qué los amigos no iban a ser tan tenaces como los enemigos? Vienen a sostenernos, a iluminarnos, a aconsejarnos, y si seguimos sus consejos, siempre estamos bien inspirados. Por eso, incluso en la peor de las situaciones, no hay que desesperar: un día, se volverá a nuestro favor, porque habremos estado bien inspirados. Nada hay pues más importante que cultivar este estado de armonía que atrae a nuestros amigos del mundo invisible.
Omraam Mikhaël Aïvanhov