Cualquiera que haya intentado deshacerse de un mal hábito ha tenido que sacar a flote su fuerza de voluntad. La fuerza de voluntad es la capacidad para resistir la gratificación inmediata (o la tentación de tener algo que deseas ahora mismo y no después) para poder alcanzar un objetivo más a largo plazo. La fuerza de voluntad Implica una capacidad de autocontrol y es algo que puede aprenderse y mejorarse.
La fuerza de voluntad, en términos sencillos, es la capacidad que tienen las personas para postergar la gratificación y poder “sacrificar” el placer inmediato que puede generar ciertos estímulos como: la comida, el tabaco, una copa, gastar dinero en bolsos o zapatos, entre otras cosas; en función de logros o beneficios a largo plazo.
Una de las situaciones más recurrentes en las que echamos mano de nuestra fuerza de voluntad es cuando intentamos seguir una dieta y por azares del destino te ves tentado a comer uno de los exquisitos postres que ofrecen ese día en el restaurant. Seguramente has querido evitar el postre pero antes d que te des cuenta ya hay una deliciosa rebanada de pastel en tu plato. Por ese día te has olvidado de la dieta.
Los expertos en psicología durante años han intentado comprender porque la fuerza de voluntad es algo tan frágil, tan débil. Resulta que la fuerza de voluntad trabaja como un músculo: necesita ser entrenada, desarrollada y mantenida. Todos pueden aprender a mejorar su fuerza de voluntad.
Para poder aumentar nuestra fuerza de voluntad podemos tener en cuenta varias cosas:
Evitar las tentaciones. Retomando el ejemplo de las personas que se someten a una dieta, cuando te veas tentado, repasa en tu mente las razones por las que no deberías comer ese alimento. Intenta visualizarte más delgado, sintiéndote más sano, más ágil, más seguro de ti mismo… Repítete a ti mismo pensamientos positivos, por ejemplo, “Soy capaz de contener mis ganas de comer eso”. Intenta no tener las tentaciones al alcance de la mano. Si puedes, no compres alimentos. Bebidas alcohólicas o cigarrillos que van a suponer una tentación para ti.Es posible que, si vives con más gente, tengas que hablarlo con ellos para que te ayuden a evitar estas tentaciones.
Traza un plan para tomar decisiones sin tener que aplicar la fuerza de voluntad. Por ejemplo, si tiene como objetivo reducir el consumo de alcohol y lo invitan a una fiesta, antes de ir puede establecerse que cuando le ofrezcan alguna bebida pedirá solo un refresco.
Busca una motivación que te ayude a mantener el autocontrol y la perseverancia. Defina claramente sus metas, para qué lo quiere hacer y qué beneficios tendrá si logra alcanzar sus objetivos. Es muy importante que te propongas y desarrolles una actitud positiva ante la vida. La fuerza de voluntad no es sacrificarte, no es sufrir para lograr tus objetivos. Es volcarte hacia tus metas y propósitos, siempre que sean positivos, estimulantes y enriquecedores para tu vida.
Busca una distracción. Una buena estrategia para quitar de nuestra mente cualquier deseo que atente contra nuestra fuerza de voluntad es evadirse ese algo que nos distraiga, ya sea tatareando una canción pegadiza, o pensando o haciendo otra cosa distinta como salir a correr, ver algo en la tv o leyendo, así nuestro interés descenderá y tendremos todo bajo control.
Enfócate en una meta a la vez ya que la fuerza de voluntad puede verse debilitada por agotamiento. Si nos planteamos muchos objetivos a la vez es más probable que falle nuestro autocontrol. Hay varias actividades que pueden agotar rápidamente nuestra fuerza de voluntad: resistirnos a probar ciertas comidas o bebidas, reprimir respuestas emocionales, hacer un examen, dormir poco y tratar de impresionar a alguien.
Intentar realizar tus metas una por una suele ser más efectivo, una vez que se ha adquirido un buen hábito se vuelve rutina y ya no es necesario emplear la fuerza de voluntad para mantenerlo. Puedes pensar que tener fuerza de voluntad es algo innato, que se tiene o no se tiene, pero no es así, todo es cuestión de actitud, de concienciación y esfuerzo, pero, además, la voluntad también se entrena. Varios estudios revelan que ejercer la fuerza de voluntad en una situación podría disminuir la capacidad de autocontrol en situaciones subsiguientes.
Por tanto, al igual que ocurre con el ejercicio físico, es más sensato no asumir demasiadas tareas a la vez. Debemos enfocarnos primeramente en un objetivo, fortalecer nuestra fuerza de voluntad, y luego trazar más metas con el paso del tiempo.
http://optimistas.es/page/9/