En momentos de crisis general, en el que nos convertimos en huérfanos de buenas noticias, y no hay nada que nos consuele con informaciones en positivo, es el momento de abstraerse, cerrar los ojos y repetirse las razones por las que no debemos rendirnos.
Sería interesante, que en ese proceso íntimo, en el que hablamos con nosotros mismos, nos recordemos varias afirmaciones,
· Soy una persona activa que no me conformo con mi situación.
Sea buena o mala. Soy alguien a quien le gustan los retos.
· Soy una persona emprendedora capaz de afrontar cualquier reto.
Los límites de mis posibilidades sólo los impongo yo. No voy a permitir que nadie me los imponga
· No hay nada que me impida intentarlo una y otra vez.
Soy persistente. Si me caigo me vuelvo a levantar, con una nueva experiencia de saber por qué.
· Soy consciente de mis posibilidades y voy a apurarlas al límite.
Reconozco mi entorno, sé cuáles son mis condiciones, voy a construir mis propuestas a partir de ello.
· Voy a hacer todo lo que pueda (Mas de lo que sea capaz, será imposible).
Nadie nos puede pedir que hagamos mas de lo que podemos hacer. Las condiciones físicas, financieras, personales, etcétera, sabemos que nos van a condicionar. Las de nuestra voluntad son las que no tienen límites.
· Se qué personas me pueden aconsejar bien.
Lo sabemos. Si no lo sabemos es que no hemos reflexionado bien. En este caso no se trata de buscar ayuda financiera, sino a quien escuche con interés nuestros proyectos. Todos sabemos con quién podemos contar para ello.
· Aunque sea difícil, sé que si lo busco, encontraré quien me ayude.
Buscar partners (socios, mentores, coach,…) es un trabajo de análisis que se debe afrontar, ayuda a contrastar nuestras ideas con la realidad
· Voy a mostrar una buena actitud para enfrentarme a todo. Me veo bien.
Nuestra actitud para relacionarnos y para mostrarnos, es fundamental que sea la que esperamos de nosotros. Hemos de mejorar aquello que no veamos bien de nosotros mismos.
· Reconozco mis debilidades y voy a esforzarme por resolverlas.
Nadie nace con todas las habilidades que deberá aprender y desarrollar durante su vida. Se ha de ser un profesional solvente y por lo tanto todo se puede aprender.
· Voy a planificar mis metas y reconocer mis logros.
Mis metas deben ser posibles, medibles y sinceras. Cada vez que consiga alguna de ellas, debo reconocérmelo. Prémiate.
· Voy a aprender de todos mis fracasos y convertirlos en activos sobre los que reflexionar.
Muchas empresas escogen a sus empleados por sus logros y por su capacidad de convertir sus fracasos en aprendizaje. La reflexión de qué no ha salido bien y cómo deberíamos haberlo hecho para que el resultado fuera bueno, es un ejercicio necesario de autorreflexión.
· Yo decido mi camino.
No me voy a dejar atrapar por la inercia de las cosas. Voy a esforzarme para decidir cada paso que debo hacer de ahora en adelante.
Una vez hechas las reflexiones nos habremos autoevaluado, y habremos planteado las razones para marcar nuestro camino.
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