La resiliencia es una habilidad que podemos desarrollar, el disfrutar de relaciones de cariño y amor en la familia nos ayuda a ser fuertes, pero aún no teniendo esto hay otras maneras de poder trabajar en ella.
Tener una visión favorable de nosotros mismos, confiar en nuestras capacidades y fortalezas, tener la capacidad de planificar de una manera realista, aprender a manejar los impulsos son factores que también contribuyen a la resiliencia.
Las crisis son necesarias para nuestro crecimiento como personas, no son obstáculos necesariamente, no si reinterpretamos estos acontecimientos a nuestro favor. Es sabido que quienes atraviesan por grandes adversidades pueden descubrir algo en ellos y despertar su potencial. La aceptación de lo que no podemos cambiar nos permite poner el foco en aquello que sí podemos controlar.
No ignoremos los problemas, no es la manera de lidiar con ellos, hay que aceptar que están ahí y hagamos lo que esté en nuestras manos para poder manejarlos. Debemos confiar en nosotros mismos y nuestras capacidades, darnos el permiso para sorprendernos a nosotros mismos.
Tratemos de evaluarnos con más justicia, no siempre seamos nuestros peores jueces, intentemos apreciar quiénes somos y todo lo que somos capaces de lograr.
Evitemos catastrofizar, no compliquemos las cosas más de lo que están, si entramos en pánico, si somos exagerados, si alejamos a aquellos que nos pueden dar una mano, nos estamos hundiendo solos y generando nuevos problemas.
La esperanza es lo que nos sostiene durante los peores momentos, debemos tener esa fe inamovible de que vamos a poder salir adelante o al menos hacer que esa situación tenga un sentido para nosotros. La esperanza se compone de tres elementos, lo que quiero alcanzar, pensar el camino de llegar hasta eso y confiar ciegamente en nosotros.
Tengamos respeto por nosotros mismos, cuidemos de nuestras necesidades, entendamos cuáles son nuestros anhelos. No temamos enfrentarnos a emociones fuertes, son necesarias para construir nuestro carácter. Seamos activos en cuanto a lo que nos sucede, vamos a poner fuerza en lo mucho o poco que podemos controlar, recuerda que la actitud es algo que concientemente elegimos. No seamos caprichosamente orgullosos y tengamos la humildad suficiente para pedir ayuda cuando no podemos por nosotros mismos.
Estas prácticas van a ayudarnos a ser más fuertes, más flexibles y a salir victoriosos de las adversidades. ¿Qué haces tú para fortalecerte?
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