La meditación girando es una de las técnicas más antiguas y poderosas. Popularizada por el Sufismo, sin embargo es un método extático sumamente difundido, muchas veces combinado con músicas rítmicas con percusión marcada, lo cual lo transforma en una danza mística.
Cómo hacerla:
Seleccionar una música con ritmo intenso y marcado.
Conviene tener el estómago vacío para esta técnica.
Es muy adecuado realizarla descalzo y con ropas muy amplias.
Decidimos interiormente si vamos a girar en sentido horario o antihorario.
Elevamos un brazo y lo colocamos con la palma hacia arriba.
El otro brazo apunta hacia abajo con la palma apuntando al suelo.
Nos dejamos llevar por la música.
Mantenemos los ojos abiertos, pero sin fijar nuestra vista en nada en particular.
Giramos de manera natural, permitimos que el propio giro busque su propia velocidad y cadencia.
Permitimos que el giro se transforme en un verdadero remolino de energía en el cual nosotros permanecemos en el centro de manera silenciosa y quieta.
En determinado momento nuestro cuerpo caerá por sí mismo. No hay que resistirse ni forzarlo.
Entramos entonces en la segunda fase. Nos ubicamos boca abajo, en contacto directo con la madre Tierra, como un bebé presionando el pecho de su mamá.
Si la sensación es demasiado fuerte, podemos cambiar a la postura boca arriba.
Nos quedamos el tiempo que sea necesario.
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