Tema: De cuando fingen los orgasmos Dom Ago 04 2013, 03:32
Con lo que se goza al alcanzar ese estado máximo de placer, cuando la conciencia se desconecta por unos instantes cayendo en la plena relajación, es una lástima que algunas personas “tengan” que llegar a fingir un orgasmo. Toda la energía sexual acumulada durante la excitación estalla por medio de una fuerte contracción y espasmo, que no saben los amantes ni a qué partes del cuerpo, de la cama, o de donde sea, agarrarse para expresar tal placer. ¿Por qué actuar?
Evidentemente es un claro síntoma de que algo no marcha bien, y en la mayoría de los casos por no hacerle daño a la pareja, se miente. Está el “me da vergüenza tardar tanto”, “estaba cansada y quería terminar ya”, “me presiona y quería satisfacerlo/a”. Todo para esconder un problema y no herir la sensibilidad del otro, cuando la única persona a la que realmente se engaña, sea hombre o mujer (sí, no solo ellas lo hacen, ellos también) es a sí mismo porque más tarde o más temprano les podrá el peso de no que disfrutan del sexo.
Además, en el caso de las mujeres lo peor que consiguen con este remedio es dejar de un lado su propia satisfacción por responder a esa presión de “no llego”, como si se tratara de tener un orgasmo para él, perdiendo el verdadero sentido del encuentro sexual, de satisfacción y plenitud, con tal de demostrar la habilidad como amante. Los hombres “fingen los orgasmos para acabar con algo que ya no les está resultando placentero”, según cuenta la sexóloga Sylvia de Béjar, que “cada vez son más en la consulta, con problemas serios para lograr eyacular y/o alcanzar el orgasmo estando con la pareja”.
Aquí entra en juego la comunicación para profundizar en las mejores formas de conseguir el placer: sin miedo, decir lo que a cada uno le gusta, tener en cuenta lo que a tu pareja le pone, incluso acompañar en cuanto a ritmo, velocidad e intensidad (más suave, más rápido, combinar ambos, como se prefiera), y una vez detectados los signos de placer de la otra persona, no duden en estimularlos para disfrutar al cien por cien del sexo apartando esa “necesidad” de actuar.
Incluso el fingir se podría integrar como un juego con el que provocar a él o a ella para llegar a la fase de excitación y volverse locos dejando volar la imaginación. Coquetear con ese “sí, sí, sí” como hiciera Meg Ryan en ‘Cuando Harry conoció a Sally’ puede empujar a tener un verdadero orgasmos de “síiiiiiiiiiiiiiiii”. Recuerden, no dejen de explorar.