La disposición es todo!

Por Aleida Heinz, Ph.D

Comúnmente se observa que cuando se habla de un problema sexual se habla de un individuo, “ella tiene un problema, el tiene un problema”. Esta visión individualista para entender y tratar las dificultades sexuales de una pareja es limitante ya que el sexo ocurre entre dos personas.

Estudios han comprobado la importancia del otro y de la relación para comprender y tratar de manera profunda y amplia cualquier problema sexual, y en especial las dificultades sexuales de la mujer.

Las dificultades sexuales de la mujer son situaciones donde la mujer se siente incómoda, siente malestar y/o frustración como consecuencia de muchos factores como la discordia marital y la escasa comunicación e intimidad con su pareja. Uno de los problemas menos comunes pero más complejo de entender es el vaginismo.

El vaginismo es un espasmo reflejo involuntario donde la musculatura vaginal se contrae a tal punto que imposibilita la penetración y por lo tanto el coito. La acompañante del vaginismo usualmente es la ansiedad, la cual dificulta cualquier respuesta sexual, sobre todo en el caso del vaginismo y de la disfunción eréctil.

¿QUE HACER?

Ante un problema o dificultad sexual lo primero y más importante es conversarlo con la pareja. Ante un problema de vaginismo, además de discutirlo en casa, es necesario acudir a un médico ginecólogo para un chequeo. Luego un especialista podrá ayudar a superar esta dificultad de la mujer, problema de ambos.

El contexto relacional, es decir, la relación de pareja, como ambos se relacionan y se comunican es de suma importancia al tratar el vaginismo o cualquier otro problema sexual. Estudios realizados muestran la estrecha correlación entre una relación satisfactoria y la satisfacción sexual. Los sentimientos de la mujer acerca de su relación y de su pareja tienen una importante influencia y gran impacto en su funcionamiento, respuesta y satisfacción sexual.

La pregunta más importante es: ¿Estoy dispuesta? Podría suceder que una mujer este “disponible”, es decir, se encuentra físicamente allí, pero no necesariamente “dispuesta”, lo cual significa estar lista y preparada.

DiClimente & Prochaska desarrollaron un interesante modelo de cambio “stages of arousal for change” el cual propone que la gente cambia de manera natural y espontánea día tras día, a través de un proceso progresivo hacia diferentes estados; siendo el primer estado, el estado de “Pre-contemplación” y el segundo, el estado de “Contemplación”.

Si tomamos este modelo para entender, por ejemplo el vaginismo, podríamos tratar este problema más eficazmente comprendiendo que la mujer que sufre de vaginismo podría encontrarse en alguno de estos estados. Según el modelo, en el estado de Pre-contemplación la persona no tiene intención alguna de progresar, cambiar o tomar acción sobre su problema ya que realmente no existe tal problema y por lo tanto no hay la “disposición” para avanzar.

El no tener disposición podría indicar que la mujer no tiene clara su situación ni comprende su responsabilidad en el asunto. Podría participar (estar disponible) sin estar dispuesta a, y sin un verdadero interés en solucionar el problema.

Por otro lado, en el estado de Contemplación existe la intención de avanzar pero también existe una gran ambivalencia entre intentarlo o no. En ambos casos, la necesidad de la mujer de ser escuchada, aceptada y validada, dándole tiempo para prepararse, es fundamental.

Por lo tanto, tomando estos estados en consideración, la mejor opción es no proseguir con tareas, ejercicios y técnicas sexuales y alentar primero a la pareja a crear un clima de profunda intimidad, donde la mujer pueda realmente considerar, explorar y apreciar los beneficios de ser penetrada al igual que los beneficios del coito.

Es de suma importancia que la mujer en estas condiciones pueda sentirse escuchada y reconocida sin la presión de “hacer o seguir algo”; y en vez, tener la oportunidad de poder reflexionar sobre su postura y contemplar un cambio. Al contemplarse la posibilidad de cambio, se crea el deseo y la voluntad de intentarlo, y con ello, la disposición de hacer algo.

Si se logra una mayor comprensión de esta dificultad como el vaginismo, tomando en cuenta la relación de pareja y la disposición de la mujer, estoy segura que la solución de problemas más comunes y menos complejos podrían tratarse con mayor rapidez y efectividad, si realmente se pretende el disfrute del placer sexual.-