Medita todos los días no menos de 20 minutos, más si te es posible. Hazlo siempre a la misma hora y en el mismo sitio, un lugar tranquilo en el que te encuentres a gusto. La postura da igual, la que te sea más cómoda. Y sigue estas pautas:
1. Silencio.
2. Respira varias veces profundamente y, a partir, de ahí, respira con normalidad, pero de manera consciente, dándote cuenta de que lo haces.
3. Céntrate en el Aquí y Ahora, en el preciso momento que estás viviendo. Y si oyes los ruidos que hay a tu alrededor, no hay problema, al contrario, son parte de ese Aquí y Ahora que es la Vida misma, la tuya, en ese preciso instante.
4. Toma consciencia de los latidos de tu corazón, que riegan con sangre renovada todo tu cuerpo. Durante un minuto, más o menos, sin agobios de tener que contar los segundos, intenta notar la energía que envía por tu organismo.
5. Seguidamente, durante otro minutillo, toma consciencia de tu entrecejo (Tercer Ojo) y de la glándula pineal (en la parte superior de la cabeza, junto a la coronilla), que es una especie de antena que te conecta con todo y con todos.
6. Sitúa ahora la atención en el coxis (parte final de la columna vertebral, casi en el culo) y en el pequeño espacio que hay entre tu sexo (testículos u orificio vaginal) y el agujero anal. Constituyen el centro de tu sexualidad, que es Sagrada. Procura conectar mentalmente esta Energía Sexual con la que fluye desde el Corazón y la que te llega por la glándula pineal. Estate así dos o tres minutos, más o menos. Paulatinamente, empezarás a sentir la energía que surge de distintas partes de tu cuerpo, que será más intensa conforme vayas avanzando en esta práctica.
7. Y llegados a este punto, déjate ir, fluye y procura no pensar en nada. Los pensamientos, no obstante, aparecerán en tu mente. No te preocupes, es lo normal. Te ayudará la siguiente práctica:
+Intenta no pensar imaginando un libro cerrado, un libro con la portada negra y cerrada.
+Cuando un pensamiento acuda a tu mente, el que sea, imagina que el libro se ha abierto por cualquier página. Y entonces, en lugar de engancharte al pensamiento (comenzar a leer la página), déjalo pasar imaginando que cierras nuevamente el libro.
+Haz esto las veces que sean necesarias. Sin culpabilizarte porque los pensamientos sigan apareciendo, sin inquietarte por nada.
+Poco a poco, sobre todo cuando abundes día a día en esta práctica, los pensamientos se irán distanciando entre sí y comenzarán a aparecer momentos de no-pensamiento. Eso sí, tú no serás consciente de ello de manera mental, pues el no-pensamiento pasa absolutamente desapercibido para la mente.
8. No generes ninguna expectativa con esta práctica. Pero no tengas dudas de que, con la persistencia en ella, tu vida entrará por nuevos derroteros y tu consciencia se expandirá. E irás constatando de primera mano lo que es el Vaciamiento, el desalojo interior que nos introduce plenamente en la Unidad y Unicidad de cuanto Es.
9. Finalmente, cuando la meditación forme parte de tu vida, ve tomando consciencia de que su práctica se puede hacer en cualquier momento del día y en cualquier lugar o circunstancia, la que sea. Basta con sentir el Aquí y Ahora, percibirte a ti mismo y observar los hechos, acontecimientos y avatares de la vida con la misma distancia y desasimiento con que se contemplan los pensamientos que durante la meditación aparecen. No en balde, ninguno de esos hechos y acontecimientos, ninguno, sean “positivos” o “negativos”, afectan a lo único importante: la Vida, tu Vida, el hecho mágico y sublime de que Vives y vas a seguir Viviendo eterna e infinitamente, de momento presente en momento presente, de instante en instante, ya sea en esta vida física y en este cuerpo o, tras el tránsito (la mal llamada muerte), en otros planos de Vida y Consciencia. Así de sencillo y maravilloso.
Fuente: emiliocarrillobenito.blogspot.com.es