En general se cree que las personas se separan de sus parejas luego de que ambos han intentado por diversos medios superar los conflictos de la convivenciaSin embargo la experiencia muestra que esto no siempre se da de esa manera.
En un escenario la separación se produce porque algunas personas no hacen ningún esfuerzo especial para trabajar con ahínco en la resolución de los conflictos, estas personas creen que si una pareja debe esforzarse tanto por lograr felicidad, simplemente se equivocaron en su elección y cada cual debe seguir su propio camino.
Las relaciones de pareja requieren de cuidados intencionales y regulares si desean sobrevivir y triunfar.
Los tres obstáculos principales en las parejas jóvenes parecen ser tiempo, sexo y dinero.
Comúnmente se considera que las separaciones se producen en parejas afectadas por décadas de conflictos crónicos, y deterioradas en su capacidad de reacción; en cambio la verdad es que la mayor parte de las separaciones se producen entre los 2 y 5 años de matrimonio.
Se cree que las parejas que se inician son mayormente estables, pero sin embargo para muchas sus principios distan mucho del paraíso y se acercan más a la tormenta. Se enojan, discuten, se frustran. Se distancian y se reconcilian. Pero en algún momento logran armonizarse. Difíciles comienzos no garantizan una separación a corto plazo, sino que pone a prueba la capacidad de adaptación mutua. Sin embargo también es cierto que hay un límite para el conflicto. Las parejas pueden ir de menos a más, pero también de más a menos, y esto es particularmente verdadero cuando las confrontaciones se tornan interminables y cíclicas.
Se cree también que las parejas que viven en una especie de éxtasis romántico en sus comienzos son de un promisorio futuro. Nuevo error porque el romance ideal debe cambiar hacia formas más terrenales y contradictorias. Muchos no logran tolerar la caída brutal del romance, porque la intensidad es más bien difícil de sostener, y ellos no están preparados para los cambios que se requieren. Crease o no, las parejas que comienzan con menos expectativas gloriosas tienen mejores chances que las otras. Sin embargo está claro que los primeros dos años son claves en el futuro de la pareja, porque en este período suceden la mayor parte de los cambios y adaptaciones activas entre ambos.
Un elemento singularmente importante depende de la capacidad de tolerancia mutua. Tal vez esta habilidad resida en reconocer la natural imperfección de la persona humana, y no perder el tiempo exigiendo la perfección de la propia pareja,
En cuarto lugar aunque no sea menos relevante, reside en que se buscan menos espejismos. Se toma a la relación como es, con sus virtudes y defectos. Se desarrolla una mayor tolerancia a la frustración y una correlativa paciencia para esperar la propia satisfacción, como un natural producto del desarrollo de la pareja. Y no como una exigencia fundamental para creer que se tiene una buena pareja.
Otro factor reside en la decisión consciente e inconsciente de esforzarse para que no vuelva a suceder una nueva frustración, en aquellos que ya llevan a cuesta una o más separaciones, es por ello que se ve a estas nuevas parejas luchando activamente para superar las dificultades de la vida en común.
El último estudio anual realizado en Gran Bretaña (2008) sobre las causas de los divorcios registrados señala que las principales son:
1- Infidelidad. (hombres involucrados 75%, mujeres 25%.
2- Tensiones y conflictos familiares. (mujeres 78%, hombres 22%)
3- Abuso físico y emocional. (Mujeres 60%, hombres 40%)
4- Crisis de la edad media.
5- Adicciones.
6- Adicción al trabajo. (70% hombres, 30% mujeres)
El 53 % de los divorcios fueron solicitados después de 10 o 15 años de matrimonio, 40% después de 5 a 10 años. Los primeros 5 años presentan cifras muy bajas. Si el matrimonio dura más de 20 años las cifras de divorcio son mínimas.
En USA las tasas de separación se distribuyen así:
1. Deficiente comunicación.
2. Problemas económicos.
3. Falta de compromiso con el matrimonio.
4. Un cambio dramático en las prioridades personales.
5. Infidelidad.
Existen otras causas que vemos a menudo, pero no tan frecuentes como las anteriores.
Expectativas o necesidades insatisfechas, adicciones o abuso de substancias. Abuso físico, emocional o sexual. Falta de habilidades en la resolución de conflictos.
Las razones mayormente aducidas por los ex para justificar la separación son:
Falta de compromiso.
Demasiados conflictos y discusiones.
Infidelidad.
En nuestra Latinoamérica el orden es ligeramente distinto.
1. Infidelidad
2. Problemas de comunicación.
3. Intolerancia.
4. Problemas sexuales.
5. Violencia física o emocional.
Es por ello que los mejores predictores de divorcio se sustentan en las dificultades interaccionales como las frecuentes expresiones de antagonismo, la falta de respeto, la violencia emocional, en fin en todas aquellas situaciones que generan deterioro de la relación.
La experiencia con parejas que se separaron o divorciaron muestra que la pérdida de los fuertes niveles iniciales de amor e intimidad fueron sentidos como la razón principal de la caída de la relación en una espiral descendente que conducía al crecimiento de las disputas y las peleas, martillearse uno al otro solo endurece la resistencia de cada miembro de la pareja fortaleciendo las creencias negativas acerca del otro y de la pareja. Las posiciones se polarizan y anulan la posibilidad de situarse en perspectiva. Cada uno concluye que su pareja es imposible e intolerable y cada uno anticipa el peor de los escenarios si continúan juntos.
Pasan de la sobrecalificación a la descalificación. Lo que también se puede entender como que al principio los miembros de una pareja se sienten absolutamente validados y admirados por el otro, pero la caída de estos niveles lleva a su opuesto y conlleva un fuerte sentimiento llamado desilusión.
Las situaciones que son generalizables en la mayor parte de las culturas, como factores que conducen a la ruptura de la relación son la pérdida de amor y afecto, cuando esto se produce, las parejas se distancian, aún cuando algunas puedan permanecer unidas por circunstancias diferentes al amor.
Parece claro, por lo menos en Latinoamérica, que la presencia de los hijos dificulta la toma de decisiones, son parejas que se disocian, porque por un lado perciben que su distanciamiento es cada vez mayor, pero se paralizan ante el supuesto daño que producirán en los hijos.
Un alto porcentaje de esas separaciones serían evitables si ambos tomasen conciencia de que hay ocasiones en la vida en las que uno debe luchar por lo que anhela.
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