Como padres nos preocupamos mucho de enseñar a nuestros hijos a ser mejores en casa y en la escuela. A donde quiera que vayan les explicamos lo que está bien, lo que está mal y luego, les exigimos que cumplan con este código; estas cosas se las intentamos enseñar con mucha fuerza, y el problema es que a veces nos quedamos sólo en eso, en decir y pedir; nos olvidamos que son niños, que nacieron sin saber, y que cuando no aprenden algo, es porque no les pudimos transmitir el mensaje o porque aún no están capacitados para asimilarlo.
Hay cierto sentimiento de excelencia mal entendida. Se nos exige perfección en cada cosa que realizamos porque si no llegamos a determinado nivel somos unos fracasados; pero querer superar o mejor cada cosa que realizamos es bueno, el problema es cuando se nos olvida que se vale equivocarse. Tenemos que enseñarles a nuestros hijos a caminar correctamente y en buena dirección, pero también nos corresponde enseñarles a levantarse. Enseñémosles a nuestros hijos a aceptar las equivocaciones, es cuestión de poner el EJEMPLO.
Lic. Cristina Kennington Westmark