La alegría es una emoción universal, innata y básica.
Es universal ya que está presente en todas las culturas humanas, es innata porque los bebés nacen ya con capacidad para experimentarla, expresarla y reconocerla en las expresiones de los otros y, básica porque a partir de ella desarrollamos otros sentimientos positivos más complejos.
Además, no es exclusiva de las personas, la compartimos con muchos animales.
La alegría es la emoción de la acción positiva. Cuando estamos alegres imaginamos más, somos más creativos, anticipamos que el futuro y el resultado de nuestras acciones depararán cosas buenas, sentimos que tenemos más capacidades para enfrentar las diferentes circunstancias y obstáculos cotidianos, inhibimos nuestro miedo y ansiedad, somos más proactivos, nos relacionamos más con los demás y, en definitiva, aumentamos la posibilidad de conseguir nuestros objetivos y de que las cosas salgan bien.
Todo esto se manifiesta también a nivel biológico liberando los neurotransmisores del placer, las endorfinas.
“sin alegría ni orgullo no hay nada que salga bien”
F. Nietzche
Hay muchas vías para potenciar los estados emocionales positivos:
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Aprende a relajarte y mantén a raya el estrés.
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Fíjate en lo que haces bien y no te exijas tanto.
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Encuentra momentos para ti y lo que te gusta.
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Come y duerme lo suficiente para ti.
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Haz algo de deporte.
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Toma decisiones hacia cambios vitales ilusionantes.
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Incorpora cosas nuevas en tu vida.
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Encuentra momentos para relacionarte con los otros.
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Haz actividades creativas.
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Sonríe y ríete cada día, cultiva el humor.
Técnicas como la danzaterapia, risoterapia, arteterapia, entre otras nos pueden ser muy útiles para acercarnos a esos estados emocionales positivos.
Raquel López Vergara